Yo para reyes quiero poder valenciano

He felicitado el año a mis amistades próximas con un dicho de Punset, el cual reza así “ser feliz es no tener miedo”. Cansados de mis repliegues siempre a Wilde, me lo han agradecido y mucho. También pensé en acuñar una propuesta propia: “¿y si además de desear un feliz año, trabajamos todos para que de verdad lo sea?, pero me pareció que las agendas estarían demasiado repletas de actos de contrición y propósitos de enmienda… Con todo, y para desengrasar un poco los cenáculos politiqueros a los que siempre nos dedicamos desde esta ventana abierta a la libertad de opinión y a la vertebración de nuestra identidad, procedamos a publicar a la rosa de los vientos la carta a los Reyes Magos de Oriente de esta su Quinta Columna, para servirle a la casta política patria y a usted.

Para mi tierra y sus gentes, para los ciudadanos de la Comunitat Valenciana, ese territorio con identidad propia que va desde Vinaròs a Orihuela y desde Ademuz a Calp, les pido poder valenciano. Les solicito que volvamos a ondear la bandera del orgullo de ser valenciano y vivir en la CV, rememorando ese eslogan tan celebrado que puso en pie a esta tierra allá en las postrimerías del siglo pasado y bien entrando el nuevo milenio, hace ya más de una década… Después de demasiados años grises y cicateros, una vez consolidada nuestra realidad autonómica después de nuestra convulsa llegada al autogobierno, la depresión colectiva valenciana se hizo patente cuando pasó el año 1992 con pena y sin gloria alguna… A Valencia no le llegaba su hora, todo pasaba por delante de ella, y la sobrepasaba…

Pero nació el momento de ensalzar el poder valenciano, de formular un ejercicio de motivación y superación donde empezamos a creernos que éramos capaces de todo aquello que nos propusiéramos. Recuperamos el orgullo de ser y sentirnos valencianos, afianzamos nuestras señas de identidad y apostamos por ser la tierra de las oportunidades para todos. Y al creer en nosotros mismos y al reivindicarnos sin complejo alguno, cara a cara, de igual a igual, demostramos nuestro potencial y nuestra capacidad que a lo largo de la historia nos ha acompañado, y consolidamos nuestro peso en el Estado y nuestra presencia en el mapa internacional. La Comunitat Valenciana existía y bien que lo hacía.

Pues eso es lo que deseo, que volvamos a creer todos juntos en el poder valenciano. Ante la actual situación de pesimismo y criminalización de todo lo que huele a valenciano, similar a aquel 1992 dónde todo lo perdíamos y nada atesorábamos para nadie, hemos de volver a contraponer el grito de esperanza e ilusión que representó el concepto del poder valenciano. Volverlo a poner encima de la mesa de operaciones para atajar de una vez la mísera imagen que quieren dar de nuestra tierra y sus ciudadanos. Un poder valenciano para volver a creer en nuestras propias posibilidades como pueblo, para levantar de nuevo a nuestra compleja sociedad adormecida y a nuestra vibrante economía vilipendiada. Volver  a jugar en el teatro de la política nacional como lo que somos, una comunidad pujante con una personalidad muy arraigada. Somos valencianos, estamos orgullosos de serlo y queremos aquello que en justicia nos corresponde. La suerte es para los audaces.

Quiero que seamos capaces de sacar del debate público los grandes temas de estado básicos para nuestra tierra, como la sanidad y la educación, y que sean siempre fruto de un pacto fundacional de las Corts Valencianes. Quiero que se solvente de manera urgente e imperiosa nuestra infrafinanciación, y que 2014 sea el año dónde la CV recupere su lugar en el concierto de la financiación autonómica. Quiero que el Corredor Mediterráneo se haga realidad para conectarnos de una vez y de manera eficaz con toda la UE.  Quiero que el agua sea para todos y nos llegue a quién la necesitamos. Quiero que la identidad valenciana se fortalezca y que nuestro autogobierno se consolide, sin complejos y con altura de miras. Para empezar ya está bien, que 2014 dará para mucho… Pongámonos a ello, pues. Bon Any Nou!

Yo para Reyes quiero poder valenciano

He felicitado el año a mis amistades próximas con un dicho de Punset, el cual reza así “ser feliz es no tener miedo”. Cansados de mis repliegues siempre a Wilde, me lo han agradecido y mucho. También pensé en acuñar una propuesta propia: “¿y si además de desear un feliz año, trabajamos todos para que de verdad lo sea?, pero me pareció que las agendas estarían demasiado repletas de actos de contrición y propósitos de enmienda… Con todo, y para desengrasar un poco los cenáculos politiqueros a los que siempre nos dedicamos desde esta ventana abierta a la libertad de opinión y a la vertebración de nuestra identidad, procedamos a publicar a la rosa de los vientos la carta a los Reyes Magos de Oriente de esta su Quinta Columna, para servirle a la casta política patria y a usted.

Para mi tierra y sus gentes, para los ciudadanos de la Comunitat Valenciana, ese territorio con identidad propia que va desde Vinaròs a Orihuela y desde Ademuz a Calp, les pido poder valenciano. Les solicito que volvamos a ondear la bandera del orgullo de ser valenciano y vivir en la CV, rememorando ese eslogan tan celebrado que puso en pie a esta tierra allá en las postrimerías del siglo pasado y bien entrando el nuevo milenio, hace ya más de una década… Después de demasiados años grises y cicateros, una vez consolidada nuestra realidad autonómica después de nuestra convulsa llegada al autogobierno, la depresión colectiva valenciana se hizo patente cuando pasó el año 1992 con pena y sin gloria alguna… A Valencia no le llegaba su hora, todo pasaba por delante de ella, y la sobrepasaba…

Pero nació el momento de ensalzar el poder valenciano, de formular un ejercicio de motivación y superación donde empezamos a creernos que éramos capaces de todo aquello que nos propusiéramos. Recuperamos el orgullo de ser y sentirnos valencianos, afianzamos nuestras señas de identidad y apostamos por ser la tierra de las oportunidades para todos. Y al creer en nosotros mismos y al reivindicarnos sin complejo alguno, cara a cara, de igual a igual, demostramos nuestro potencial y nuestra capacidad que a lo largo de la historia nos ha acompañado, y consolidamos nuestro peso en el Estado y nuestra presencia en el mapa internacional. La Comunitat Valenciana existía y bien que lo hacía.

Pues eso es lo que deseo, que volvamos a creer todos juntos en el poder valenciano. Ante la actual situación de pesimismo y criminalización de todo lo que huele a valenciano, similar a aquel 1992 dónde todo lo perdíamos y nada atesorábamos para nadie, hemos de volver a contraponer el grito de esperanza e ilusión que representó el concepto del poder valenciano. Volverlo a poner encima de la mesa de operaciones para atajar de una vez la mísera imagen que quieren dar de nuestra tierra y sus ciudadanos. Un poder valenciano para volver a creer en nuestras propias posibilidades como pueblo, para levantar de nuevo a nuestra compleja sociedad adormecida y a nuestra vibrante economía vilipendiada. Volver  a jugar en el teatro de la política nacional como lo que somos, una comunidad pujante con una personalidad muy arraigada. Somos valencianos, estamos orgullosos de serlo y queremos aquello que en justicia nos corresponde. La suerte es para los audaces.

Quiero que seamos capaces de sacar del debate público los grandes temas de estado básicos para nuestra tierra, como la sanidad y la educación, y que sean siempre fruto de un pacto fundacional de las Corts Valencianes. Quiero que se solvente de manera urgente e imperiosa nuestra infrafinanciación, y que 2014 sea el año dónde la CV recupere su lugar en el concierto de la financiación autonómica. Quiero que el Corredor Mediterráneo se haga realidad para conectarnos de una vez y de manera eficaz con toda la UE.  Quiero que el agua sea para todos y nos llegue a quién la necesitamos. Quiero que la identidad valenciana se fortalezca y que nuestro autogobierno se consolide, sin complejos y con altura de miras. Para empezar ya está bien, que 2014 dará para mucho… Pongámonos a ello, pues. Bon Any Nou!

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