Al parque con el perro

En los últimos años, la percepción de la sociedad acerca del trato a los animales ha cambiado. Las mascotas ‘viven a cuerpo de rey’ en nuestros minúsculos hogares, visitan al veterinario una media de tres veces al año y, a parte de la alimentación, muchos de los ‘familiares de cuatro patas’ disfrutan de caprichos como collares de brillantes, perfumes o accesorios de lo más dispares. 

Cada vez existe más conciencia social sobre la recogida de los excrementos así como de la responsabilidad que supone tener un animal en la familia. Además, la Policía Local realiza campañas anuales para controlar que los propietarios sigan la ordenanza municipal de tenencia de animales con controles rutinarios por zonas donde los canes suelen rondar como por ejemplo el Cauce del Río Turia o el parque de Viveros. A parte de controlar que los animales lleven el chip de identificación, su ‘DNI perruno’,también se multa a sus propietarios por no recoger las heces, no los llevan atados o, en el caso de razas peligrosas, no llevar bozal. 

Igual que el ayuntamiento de Valencia dicta unas normas sobre el comportamiento de las mascotas, y sus dueños, en la vía pública la Generalitat tiene una ley de protección de los animales de compañía que vela por la seguridad y bienestar de las mascotas.

El artículo 12 de la Ley de protección de los animales de compañía establece que: «Los Ayuntamientos habilitarán en los jardines y parques públicos los espacios adecuados, debidamente señalizados para el paseo y esparcimiento de los perros.» 

Es decir, nuestros perros deberían poder disfrutar de una zona acotada destinada a sus paseos. La realidad no siempre es así ya que no todos los barrios disponen de estos espacios y en muchas ocasiones son sustituidas por un ‘pipican’ de apenas cuatro baldosas.

En la parada del metro de Marxalenes se encuentra uno de los jardines públicos destinados al esparcimiento de nuestras mascotas creado por el ayuntamiento de Valencia. El recinto es bastante apropiado: altas vallas, fuentes para que los perros beban y árboles, muchos árboles, para que disfruten. Allí nos encontramos con Xolo, Rosa y Martina, un gracioso trío de ‘Westies’ y su dueña Maite.

“Vengo desde la calle Roteros, en el Carmen, todos los días. Tengo más cerca el parque habilitado a la altura de las Torres de Serrano, en el río, pero ¡no hay ni una sombra y la fuente no funciona! Además, es el único que conozco que tiene sombra y bancos, así que me vengo con tiempo y me pongo a leer si no hay nadie. Pero por regla general somos bastantes los que nos juntamos aquí, dependiendo de la hora, para pasear a los perros.” – comentaba Maite, dueña de Xolo, Rosa y Martina.

Antes de irnos, Maite nos comenta que ella a veces coge el coche y ‘carga a Xolo, Rosa y Martina’ y se va con ellos a una zona en la calle Dolorés Marqués. «Ese solar ha sido arreglado por los vecinos y la verdad, quitándo que no tiene fuentes ni bancos, es uno de los mejores sitios de la ciudad para pasear a los perros» añade la dueña. 

“Los dueños de los perros hemos optado por hacer nuestro propio parque. El solar, propiedad del ayuntamiento, estaba abandonado y entre todos los que vivimos por la zona lo hemos adecuado para pasear a nuestras mascotas” nos comentaba Alex propietario de Nube, una bonita mestiza. 

Desde hace más de dos años Nube y Alex pasan muchas horas este recinto cerca de la parada de metro de Machado, en Benimaclet“Hemos arreglado la valla para que no se puedan escapar, nosotros lo limpiamos y nos encargamos de su mantenimiento. Pocas veces entran en él los servicios municipales.” Desde que esta ‘en funcionamiento’ este ‘paraíso’ para los perros son muchas las personas que se desplazan hasta el recinto para soltar libremente a sus mascotas en mitad de uno de los accesos más concurridos de la ciudad, la Ronda Norte.

“Que el recinto este vallado te da mucha seguridad. No podemos estar a la misma altura que la carretera o sin ningún tipo de protección. Primero es un peligro para los animales y segundo, un peligro para el resto de gente ya que se puede ocasionar un accidente muy grave” comenta Mónica, propietaria de Duna una jovencita labradora que no para de correr de un lado para otro.

“Yo vengo de Tavernes porque allí llevan unos meses multando cuando los soltamos y las multas ya ascienden hasta los 600€, es exagerado. Yo, personalmente, solo suelto a Duna cuando sé que no puede pasar nada. No pedimos que construyan grandes infraestructuras basta con un vallado que pueda ser utilizado para este fin. Hay muy pocas así en la ciudad, y que yo conozca la mayoría como esta: iniciativa de la gente del barrio, no de las autoridades pertinentes» añadía Mónica. 

Los dueños de los perros con los que nos encontramos coinciden en lo mismo: hay pocos sitios acondicionados para pasear a los canes, los que hay son muy pequeños y, por regla general, se encuentran situados en lugares alejados de sus viviendas por los dueños deben acceder con sus vehículos o realizando largas caminatas. 

Ir arriba