Alfonso Rus y Jomeini

Alfonso Rus y Jomeini tienen una curiosa y ya casi olvidada relación. Rus, en su toma de posesión como presidente de la Diputación, proclamó alto y claro que “al que meta la mano, que se la corten como hacía Jomeini”. La frase del ahora cuestionado presidente le sonó rara a muchos, especialmente a los más jóvenes, buena parta de los cuales -aunque parezca mentira- no conocían el nombre del ayatollah que islamizó Irán destronando al todopoderoso Sha Reza Phalevi, el amigo de Occidente en esa parte del mundo. Es más, hubo un periodista audiovisual que pronunció la frase de Rus de esta guisa: “al que meta la mano, que se la corten. ¡Jo!, meini”. Se lo prometo.

Aquí de momento nadie ha probado que Rus haya metido la mano, pero ya se la han cortado. Por dos razones. La primera, la “alarma social” de la que habla Isabel Bonig (conectada con el síndrome 11-M del que les hablé aquí el domingo), que afectó incluso a una altísima figura de la administración autonómica que llegó a pensar en dimitir si no se actuaba el mismo sábado contra Rus. La segunda, que Fabra ya no traga más, y Génova le debía el favor de pasar a cuchillo al barón provincial.

Falta ver las consecuencias del escándalo, que fuentes populares minimizan porque se ha actuado con diligencia y porque la gente ya está saturada, y que animosas fuentes de la oposición cifran en un diputado menos por provincia para el PP.

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