EDITORIAL. ¿El ferry Sorrento en un puerto valenciano?

Los medios de comunicación tenemos la obligación de comunicar con rigor, con informaciones contrastadas y sobre todo, huyendo del alarmismo. Pero debemos mostrar nuestra preocupación por la llegada a las costas valencianas del ferry siniestrado Sorrento. Como sabrán, el pasado 28 de abril esta embarcación tuvo un avería y un posterior incendio en aguas de las Baleares (a 18 millas de Sa dragonera). Ayer, sobre las seis de la tarde, llegaba a aguas valencianas por petición del armador -la italiana Grimaldi- y con la aquiescencia de la ministra de Fomento, Ana Pastor. Según ha informado la Autoridad Portuaria de Valencia -gestora puerto de Sagunto- se trata de vaciar su carga e inspeccionar los daños. Una vez finalicen estas tareas, Grimaldi, tiene intención de llevar el buque hasta un puerto italiano para su reparación. Hasta aquí lo que sabemos, pero la pregunta que nadie ha contestado es ¿por qué lo traen a aguas valencianas?

Estando a tan pocas millas de un puerto balear y teniendo en cuenta que luego viajará a Italia, entendemos que hubiera sido más razonable dejarlo en esas aguas. Como decíamos, no pretendemos generar alarma social, pero hay que tener en cuenta que el Sorrento lleva a bordo más de 150 toneladas de combustible y otros productos tóxicos. El gobierno español, tan rácano con los valencianos para poner en marcha un AVE Alicante-Francia y tan displicente con la reivindicación de la deuda histórica del Estado con la Generalitat, no tiene ningún reparo en hacernos este regalo envenenado. Una pregunta más, de haberse tomado esta decisión en tiempos del gobierno Zapatero, ¿se imaginan las diatribas que habría lanzado el gobierno valenciano? Creemos que en el ministerio de Fomento o allá donde se ha tomado la decisión, se debía haber tenido en cuenta que el turismo supone una de nuestras principales vías para generar ingresos y no podemos correr ningún riesgo con este volátil mercado. Si se produce un escape, las corrientes marinas en unas pocas horas el vertido podría llegar hasta las costas de Dénia o incluso más al sur. Tampoco parece haberse valorado el riesgo medioambiental que se corre con el litoral valenciano. Las preguntas por contestar y el precedente de un gobierno popular gestionado un problema de estas características, debemos confesarlo, nos generan inquietud. Y es que todavía resuenan en nuestra memoria las desafortunadas palabras sobre el Prestige del ahora presidente del ejecutivo central, Mariano Rajoy, aquellos “hilillos de plastilina”. ¿Lo recuerdan?

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