Empieza la lucha por el pastel de Canal 9

Sea al final una tarta o un simple pastelito, la lucha por conseguir meter baza en la programación de la futura Radiotelevisió Valenciana ha comenzado. Con un ERE que ha dejado el ente autonómico diezmado y sin existencias; unas deudas hipermillonarias que oscurecen el horizonte de las arcas de la Generalitat; y la fuga masiva de la audiencia, el nuevo Canal 9 tiene ante sí una incógnita como futuro.

La directora de RTVV, Rosa Vidal, se enfrenta a un enorme reto con tres premisas fundamentales: transparencia, austeridad y sensantez. Un trío de adjetivos, poco desgastados en el mundo político, que han brillado por su ausencia en casi toda la historia del ente público de Radiotelevisió Valenciana. El despilfarro y el enchufismo han sido dos marcas habituales de la casa gris de Burjassot. Un ejemplo de gestión de una cadena autonómica que ha puesto a nuestra Comunitat en el mapa de las cosas que no hay que hacer.

La publicación de este miércoles en el DOCV supone la privatización parcial de la programación de Canal 9. Cierto es que Informativos y Deportes quedan al margen de la subasta, pero se reconoce de esta manera que la gestión pública ha sido enormemente ineficaz.  ¿Ha perdido ya la Comunitat la oportunidad de tener y gestionar su propia televisión sin necesidad de manos ajenas? ¿Era imposible empezar desde el principio, si era menester, para construir una televisión pública, valenciana, sencilla, austera y de calidad? Los modelos mixtos han tenido un recorrido muy abrupto, tal como se ha podido comprobar por estos lares. La apuesta del Consell ha sido dejar la sustancia de la nueva RTVV en manos privadas. 

Unas manos que ya están tejiendo sus telarañas de contactos y llamadas telefónicas, a todos los niveles, para hacerse con parte del pastel o pastelillo. Esas manos tienen hombres y nombres. Son los de las productoras que ya han dicho bien alto que van a fajarse por hincar el diente. Es un negocio, no hay duda. Algunas productoras, no lo olvidemos, han vaciado las arcas de Canal Nou, gracias a la ‘generosidad’ de sus anteriores gestores. Todavía resuenan en la memoria los sueldos y regalitos que recibieron en su día los contertulios habituales (llegados la mayoría de la meseta) de la cadena valenciana en sus debates políticos y programas basura. ‘Tómbola’ fue la vergüenza y el programa estrella de Canal 9, con Ximo Rovira al frente. Todo un triunfo en las pantallas, entre comillas.

Antes de que la propia Rosa Vidal explicara sus planes sobre RTVV a los profesionales del sector audiovisual, las grandes productoras madrileñas, auténticos tiburones de las 625 líneas, ya se habían apostado en las inmediaciones de Burjassot para dar el gran bocado. No era casual ver continuamente por Valencia a caras populares de la pequeña pantalla, como José Ramón Lucas, cazado y condenado en nuestra ciudad por conducir con el carné sin puntos.

Incluso las grandes productoras colocaron en sus consejos de administración a personajes próximos al poder o que habían vivido de él, como Miguel Ángel Rodríguez, sorprendido recientemente al volante bajo los efectos del alcohol. Todo con tal de dejarse querer y arrimarse lo suficiente para obtener algo más que cuota de pantalla. Sin embargo, las últimas directrices de Rosa Vidal, han desnortado a las productoras madrileñas. Radiotelevisió Valenciana quiere seguir siendo valenciana

Tal como recuerda este miércoles Efe, en los pliegos de contratación aprobados se contempla la exigencia del conocimiento del valenciano para todos aquellos trabajadores de las adjudicatarias que desempeñen su labor como periodistas, guionistas, o que tengan que salir delante de la cámara.

De igual modo, y como medida dinamizadora del sector audiovisual valenciano, RTVV tendrá «en alta consideración» que las empresas (o sus trabajadores) que resulten adjudicatarias hayan tenido experiencia demostrable en RTVV o en la Comunitat Valenciana. Además, RTVV, en aras de la aplicación del contrato programa, que recoge la optimización de los recursos técnicos y materiales, vinculará la producción de los programas al uso de las instalaciones propias de la radiotelevisión pública. Bastante tiraron la casa por la venta en las etapas anteriores, para tener «lo mejor de lo mejor», como para que los equipos se llenen de polvo.

Tal vez sea por alguna de estas circunstancias por lo que una productora madrileña ha recurrido a un conocido inversionista valenciano, compañero de pupitre de los Aznar y Villalonga. Colega de colegio del expresidente pero con ninguna experiencia en el sector audiovisual.

En el horizonte se adivinan las tres siluetas de las productoras que, de momento, optan a quedarse con alguno (o todos) los lotes que RTVV ha sacado a concurso. El perfil más valenciano lo conforma Uniprova, un conglomerado de más de 20 empresas audiovisuales de la Comunitat, con caras conocidas y profesionales con experiencia como Josep Ramon Lluch, Carles Alberola y Toni Benavent. En su presentación en mayo pasado, afirmaron tener un «serio, viable y real»  hecho desde y para la Comunitat Valenciana. Compañeros del gremio los califican como «la esperanza valenciana del sector».

Otra alternativa la conforma el conglomerado creado en torno a la productora madrileña Secuoya. El nombre lo dice todo. El año pasado facturaron 24,4 millones de euros. Salió en bolsa en 2011. Tienen como clientes a todas las cadenas de televisión habidas y por haber, públicas y privadas, nacionales y autonómicas. Sus tentáculos (o sus ramas, que hablamos de un árbol) han conseguido llegar a las televisiones de Extremadura, Madrid, Islas Baleares y Asturias. ¿Será Valencia una muesca más en la trayectoria de Secuoya?

A la sombra de Secuoya se han colocado Ximo Rovira, Trivisión (productora de ‘L’Alqueria Blanca’), la empresa audiovisual ‘Nadie es perfecto’ y otras gentes carentes de experiencia en televisión. Fuentes del sector sitúan a la familia Reyna en el mismo grupo. Cabe recordar que la apuesta televisiva de Las Provincias quedó disuelta y diluida tras la cuestionada gestión del grupo Vocento, que fue perdiendo todas sus estrellas con aquel invento televisivo llamado ‘La 10’. Sólo queda, en estos momentos, Ramón Palomar (referente ideológico en la actualidad de la cabecera fundada por Teodor Llorente) con un programa en un canal de teletienda por cable.

La tercera candidatura la conforman la madrileña Vértice 360º con ligeros toques autóctonos con la presencia de las productoras Videac, Galaxia y Endora. Está claro (añadan la ironía correspondiente) que Vértice puede presumir de valencianía dada su experiencia en Canarias, Baleares, Aragón, Extremadura, País Vasco, Castilla La Mancha, Canal Sur, Telemadrid, y cadenas nacionales como Antena 3 y Telecinco.

¿Qué modelo pueden aplicar las grandes productoras madrileñas en el caso de la nueva televisión valenciana? ¿Merece la pena privatizar parte de los contenidos para que los valencianos veamos ‘más de lo mismo’ en nuestra tele que en el resto de cadenas de España? Son preguntas que las citadas compañías no han considerado oportuno todavía responder.

Cabe recordar que el contrato se divide en tres lotes. Se recogerán ofertas hasta el 5 de septiembre y se abrirán el 17 de ese mismo mes. Hay prisa en RTVV porque tras el ERE no hay manos suficientes que aguanten la emisión actual de la cadena. Los tres lotes varían en función de la periodicidad y la temática, de modo que el primero consiste en 487 horas de programación para la producción de un magazine diario, programas de entretenimiento y contenidos infantiles, por un importe máximo de 3.175.000 euros.

El adjudicatario de un segundo lote deberá entregar a RTVV un programa diario de franja matinal/mediodía, un programa de entretenimiento semanal y un concurso diario, con un mínimo de 476 horas y por un importe máximo de 2.957.000 euros.

Se licitará un tercer lote que incluirá cuatro programas semanales de diferentes géneros para la franja de prime-time y al menos seis programas divulgativos-culturales semanales. Las temáticas de éstos serán agricultura, fiestas y tradiciones, tiempo, humor, solidaridad, uso de la lengua, consumo, animales, gastronomía, turismo, tendencias, juvenil, cultura, medio ambiente o música. Este tercer lote tendrá un precio máximo de 3.300.000 euros y asegurará a RTVV un mínimo de 408 horas de programación.

Pero hay un ‘pero’. Si la justicia tumba el ERE de Canal 9, RTVV cancelará todos los contratos licitados con las productoras. Y hay posibilidad de que esto ocurra. En la Generalitat Valenciana llevan ya tiempo tocando madera para que no ocurra. Se volvería a la casilla de salida. Una casilla que podría ser perfectamente un fundido en negro.

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