Jaque a las moreras

 

 

Los ciudadanos conocen bien las moreras. Su fruto se desprende y cae sobre coches y aceras provocando olores, más de un resbalón y más de dos manchas… El arbolado viario forma parte de la fisionomía de la ciudad, embellece las calles y oxigena el aire. Pero ¿qué hacer cuando estas dos realidades se contraponen?
Hasta hace poco, más bien nada. Convivir con ello, disfrutarlo a veces y andar con cuidado la mayor parte de otras. 

Pero Valencia, atenta a estas cuestiones, lleva cuatro años trabajando para dar con una solución. Técnicos de la Concejalía de Parques y Jardines están desarrollando un experimento pionero que consiste en tratar determinadas especies y evitar que den fruto, preservando la salud de los árboles y, por ende, la de los ciudadanos. El objeto de estudio, cómo no, las complicadas moreras. El primer paso para tratar muchos otros tipos de árbol en el futuro.

La dificultad de partida es que no existen experiencias previas ni bibliografía al respecto, por lo que la delegación municipal escribe día a día una nueva página en la historia de la botánica que en muy pocos años puede dar la vuelta al mundo.

Aplicando tan solo 2,5 centímetros cúbicos por cada litro de agua de productos conocidos como fitorreguladores (hormona natural sintetizada en laboratorio) y con «una inversión ridícula», se ha llegado a una conclusión muy satisfactoria. En este tiempo se han probado hasta 12 productos diferentes y a distintas dosis en cada uno e invertido alrededor de 1.000 euros en total. Un pequeño gasto económico que podría traer ahorro en no solo este sentido.

De todos esos productos ya se conocen cuáles son los más efectivos y en qué dosis y época del año cabe aplicarlos, de febrero a principios de mayo, pero cabe afinar aún mas . Los estudios se están realizando en un tramo del barrio de Patraix y dos por la Avenida La Plata. Puntos en los que aceras y alcorques hablan en forma de colores, tintas rojas, amarillas, verdes y azules que indican qué proporción de producto se ha utilizado, en qué fase del tratamiento se encuentran y cómo ha evolucionado.

Es tal el éxito logrado hasta la fecha que se va a ampliar la zona de experimentación en 2014 y si este nuevo paso funciona según lo esperado, se abordará aún más en 2015 y, finalmente, se hará extensible a toda la ciudad en 2016. Será el momento entonces de tratar otras especies. Así lo explicaron fuentes municipales a VLC News.

«No podemos tener un Medio Ambiente a la carta. No se trata de eso», afirma, la concejala de Parques y Jardines, Lourdes Bernal. «La cuestión es cuidar y velar por nuestra botánica y si la investigación está de nuestro lado y con ello aportamos vida y soluciones, bienvenida sea», continua.

En este sentido, «el árbol perfecto no existe y la mejor de las podas es la que él hace. Lo que le sobra, lo tira. Nosotros cuando actuamos sobre los árboles es porque queremos conseguir algo de él que no nos da: un determinado tamaño por estética o productividad, más o menos fruto…», explica el técnico al frente del proyecto.
Con la actuación que están desarrollando desde el Consistorio «vamos a multiplicar el rendimiento por 100», afirma. No se trata de ahorrar en personal porque, aseguran, con estos avances la plantilla municipal será la misma. La cuestión es que se logrará aumentar la eficiencia de la labor del área pudiendo destinar tiempo y esfuerzos a otras muchas tareas por hacer, mientras los cuidados y gastos en productos para tratar determinadas especies se verá reducido.

A menos fruto, menores tratamientos y necesidades de poda, mantenimiento, limpieza… No obstante, el proyecto se encuentra en proceso de valoración de cómo puede afectar un tratamiento repetido a la salud de cada planta (si los productos acaban siendo fitotóxicos). En cualquiera de los casos, siempre se tratan en periodos de 7 u 8 años y se descansa el siguiente.

Además, hay que tener en cuenta que cada planta es diferente (de hoja caduca o perenne, sensible a una u otra temperatura, apropiada para un terreno u otro…). Y aunque los estudios que se están desarrollando indudablemente sientan las bases para continuar trabajando en otros, cada especie tiene una necesidad.

Sin ir más lejos, tras las moreras se prevé actuar sobre los naranjos. Los mismos por los que durante una época determinada se apostó para embellecer las aceras y también han llegado a generar algunos problemas (la caída del fruto puede causar algún daño, el jugo de la naranja deriva en caídas y hay quien las utiliza como arma arrojadiza, por juego o no tanto…).
Pero el naranjo es distinto a la morera, de entrada es de hoja perenne y tiene otros condicionantes. En este caso «nos interesa mantener su flor y su olor, no su fruto», explican las mismas fuentes.

Desde hace una década el Ayuntamiento planta moreras sin fruto (Morus alba ‘fruit-less’), son 1.723 unidades en total las existentes. Y en el caso de las moreras con fruto (Morus alba) y que serían objeto de este tratamiento son 1.444 unidades en alineaciones viarias. Quedan fuera de las competencias del Servicio de Jardinería las que existen en el Jardín del Turia.

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