Como consecuencia de las filtraciones de agua desde el lucernario de la Almoïna a las ruinas ubicadas en el subsuelo, el futuro de «la lámina de agua» sobre la cubierta acristalada está en el aire.
Lo sugirió ayer la alcaldesa Rita Barberá quién explicó que, como solución provisional, se ha optado por colocar flores en los bordes del cristal por donde supuestamente se filtra el agua, “Me gustaría saber la opinión de los técnicos pero, en principio, la solución de circundar el cristal con vegetación y maceteros verdes no me parece mal”.
En cualquier caso, ha señalado la necesidad de que primero se compruebe técnicamente si la solución del acristalamiento “está bien o mal hecha”, y ha recordado que el objetivo es que desde esa cubierta acristalada “se pudiesen ver las ruinas iluminadas, porque es bonito que entre la luz, pero en ningún caso podemos dejar que se filtre el agua», lo que aventura su final «seco».
Respecto a la «moda» que se está produciendo en los últimos meses de patinar sobre esta cubierta acristadala del espacio museográfico de L’Almoina, la alcaldesa también subrayo que estudia acciones encaminadas a evitar que la plaza sea escenario de “acciones de falta de civismo”.