Lo que sabemos del topo

El título correcto de este artículo debería ser “lo que sabemos de quienes están en el lío de intentar saber quién es el topo del Palau”, pero me quedaba demasiado largo. El caso es que al calor del incidente protagonizado antes del verano -pero sorprendentemente conocido bastante después- por el jefe de seguridad del presidente y el jefe de prensa del vicepresidente, creo estar en disposición de aportarles un par de cosas.

La primera es que las relaciones entre presidente y vicepresidente son ahora más o menos como antes del incidente y después de dejar de ser Císcar portavoz del Consell: no tan buenas como cuando formaron tándem, pero tampoco tan malas como cabría presuponer tras el incidente. Que, en resumidas cuentas, consistió en un duro interrogatorio en comisaría -tras un suave paseo juntos- del policía al periodista con el objeto de obtener información (si el asesor de prensa la tuviera) sobre el filtrador de recibos de gastos de Presidencia, el “topo del Palau”.

Es decir, Císcar está ahora más en la cosa alicantina (una vez que le han sacado de debajo de los focos en Valencia), y Fabra sigue en la de toda la Comunidad. Se les vio juntos en la convención del PP de Alicante de hace un par de semanas, y no parecían nada tensos. El diligente fotógrafo oficial del presidente captó momentos muy distendidos entrambos.

¿Cuál puede ser la explicación para que, presuntamente, el incidente no les haya afectado políticamente? Pues primero, que el vicepresidente haya quedado convencido de que el presidente no tuvo nada que ver con la actuación de su jefe de seguridad, que de hecho ya ha sido destituido. Segundo, que Fabra haya remitido el caso al fiscal para su evaluación penal. Y tercero, que ambos crean que el jefe de prensa no fue “detenido”, como se ha llegado a decir, porque ni se le incomunicó, ni se le “quitaron los cordones de los zapatos”, ni nada parecido. Por duro que fuera el interrogatorio. Del que no sabemos mucho por el convencimiento de que lo adecuado es seguir “en el camino de la prudencia, la paciencia y el sentido común”, y de que donde se “debe” hablar “no es en los medios”.

Y hasta aquí puedo leer.

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