Padilla se niega a salir a hombros, a pesar de cortar dos orejas

FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de Las Ramblas, bien presentados aunque muy desiguales de volúmenes y cuajo. Salvo el tercero, la corrida tuvo muy poca raza, con casi todos los toros rajados y a la defensiva en el último tercio.

Finito de Córdoba; estocada caída atravesada y dos descabellos (silencio tras aviso); media trasera atravesada (silencio).

Juan José Padilla: estocada tendida (oreja); estocada (oreja tras aviso y algunas protestas).

Iván Fandiño: estocada (oreja); estocada atravesada y dos descabellos (ovación).

Segundo festejo de la Feria de Julio. La plaza se cubrió en un cuarto de su aforo, en tarde ventosa.

A través de vías distintas, cada una con sus mayores o menores méritos, Iván Fandiño y Juan José Padilla consiguieron imponerse hoy a una desrazada y rajada corrida de Las Ramblas, a la que cortaron tres orejas.

Dos de ellas fueron para Juan José Padilla que, a su manera, le buscó las vueltas y supo darle «fiesta» a su lote y al siempre agradecido público valenciano. Pero fue la parte efectista de su toreo la que no agradó tanto a los más puristas del tendido.

Precisamente por las protestas de esa minoría, el jerezano finalmente decidió renunciar a su derecho a salir por la puerta grande del coso valenciano.

Aun así, desde que recibió a su primero con dos largas cambiadas de rodillas en el tercio -como también hizo en el quinto- Padilla no regateó entrega durante toda la tarde, tanto con las banderillas como con la muleta, a pesar de que su lote no permitió demasiadas florituras.

Ambos toros llegaron rajados a la muleta y, aunque intentó hacerles el toreo ortodoxo en los primeros compases, una vez manifestaron su nula raza Padilla se dio a los alardes para la galería, a los desplantes y al toreo de rodillas para calentar definitivamente los tendidos.

Y como además los mató de sendas estocadas -con especial mérito la que cobró con el entablerado quinto- se desataron dos peticiones de oreja mayoritarias que el presidente, reglamento en mano, tuvo que atender.

Otra oreja se llevó Iván Fandiño del tercero de la tarde, el único toro que tuvo calidad y una mínima entrega de todo el encierro, aunque también sin demasiado fondo.

El torero vasco le hizo una faena entregada y esforzada, muy asentado siempre en la arena e intentando prolongar sus embestidas, lo que consiguió con más fluidez cuando citó y las enganchó con mayor sutileza y suavidad.

De esa forma logró una excelente tanda de naturales, que fue la cima de un trasteo rematado con ajustadas mondeñinas y una buena estocada que dieron paso a la oreja más justificada de la corrida.

Quiso luego Fandiño echar el resto con el que cerró plaza, buscando igualar numéricamente con Padilla, pero el vareado ejemplar, rajado también desde las primeras oleadas de manso que dio a su muleta, acabó desentendiéndose de la pelea en cuanto lo sometió.

La corrida había empezado dos horas y media antes con un noble pero desfondado toro con el que Finito de Córdoba dejó gotas de su esencia, muletazos sueltos y de imposible continuidad, donde mostró, como en Fallas, su indudable calidad. Con el cuarto, que se paró y se defendió a cabezazos, el cordobés ni siquiera pudo llegar a esos mínimos.

Ir arriba