PP y oposición protagonizan un tenso debate sobre RTVV

Más tenso que un ‘clásico’ Real Madrid-FC Barcelona. Dirigentes de los cuatro partidos con representación en Les Corts protagonizaron este martes un tirante debate sobre «una nueva televisión pública valenciana» en la sede universitaria de La Nau. Gritos, aplausos y silbidos fueron lo más escuchado en una mesa redonda en la que quedó patente el compromiso de la oposición en reabrir la Radiotelevisión Valenciana. ¿Que cuánto costará? Eso será una incógnita hasta octubre de 2015.

Porque ésa es la fecha escogida por el secretario general del PSPV, Ximo Puig, para reinagurar la radio y televisión públicas valencianas. Un cometido para el que encontró la complicidad de sus compañeros de oposición, los dirigentes de Compromís, Enric Morera, y EU, Ignacio Blanco. Por su parte el secretario general del PP, Serafín Castellano, optó por otro tipo de medidas para impulsar el sector audiovisual valenciano que no convencieron a la gran mayoría del público, formado en buena parte por trabajadores de esta industria, espectadores y exempleados de RTVV.

La presentadora del acto, Inés Ballester, propuso dejar a un lado las emociones tras el cierre del ente público, tarea más que complicada. Así, la periodista planteó a los representantes políticos algunas cuestiones genéricas de difícil concreción. ¿Habrá una nueva televisión pública valenciana? ¿Cómo? Y, lo más importante, ¿por cuánto?

A la primera pregunta, los tres miembros de la oposición respondieron convencidos: sí, aunque sea difícil. Castellano defendió, en lugar de reabrir RTVV, medidas como las desconexiones de la televisión pública estatal, impulsar un plan estratégico con el sector audiovisual y ceder a las productoras valencianas los derechos de explotación de las producciones de la televisión valenciana.

 

«No habríamos llegado a…»

El número dos de los populares valencianos, en un momento del debate, llegó a decir que ni él, ni el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ni ningún miembro del Consell, «quería cerrar Canal 9». Molesto por las protestas del público, señaló directamente al sector, sindicatos y oposición al afirmar que, «si hubiera habido voluntad [de diálogo] por parte de todos, no habríamos llegado a…». Pero las interrupciones de los asistentes le libraron de acabar la frase.

A la segunda pregunta, Puig, Morera y Blanco también coincidieron, al menos en principio: una nueva Radiotelevisión Valenciana tendrá que nacer de una nueva ley de creación y promover un modelo «diametralmente opuesto» al que definía la RTVV de los gobiernos del PP. Eso sí, sobre los ejemplos a seguir, hay discrepancias. Que si TV3, que si la TVE de la etapa de los gobiernos socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero…

Aún así, la más complicada de responder fue la tercera pregunta: ¿cuánto costará ese monumento a la autonomía que planea el tripartito? Y es la cuestión más difícil de aclarar porque no depende del modelo que acuerden, si se da el caso de esa Generalitat multicolor, PSPV, Compromís y EU. Sino de hasta dónde llegue el proceso de liquidación de RTVV. Es decir, de si el Consell piensa vender todas las propiedades del ente público: no sólo los equipos técnicos, sino las instalaciones y la red de repetidores.

 

80 millones de euros

Castellano evitó contestar a la pregunta, reiterada tanto por sus compañeros de mesa como por el público, en el turno de preguntas, de si el Gobierno valenciano está poniendo precio a todos esos bienes para venderlos al mejor postor. «Ya haremos lo que tengamos que hacer», es lo máximo que se permitió decir.

A la espera de saber qué es lo que queda de ese patrimonio, Morera se aventuró y cifró en 80 millones de euros el precio de retomar las emisiones. «Una cantidad asumible», afirmó, pero de la que no dio más detalles sobre cómo había llegado hasta ella.

El debate sobre RTVV, en fin, seguirá en boca de los protagonistas políticos de la Comunidad Valenciana durante lo que queda de legislatura. De hecho, dentro de poco más de una semana se celebrará una mesa redonda con el mismo tema, los mismos protagonistas y el mismo escenario, pero diferente organización. Y, seguramente, los mismos argumentos a favor y en contra.

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