Palau de la Generalitat

Primeros nombres propios para el nuevo Consell

Puede parecer prematuro hablar de primeros nombres para el Consell cuando ni siquiera sabemos seguro qué partidos conformarán el nuevo gobierno valenciano. Pero si las cosas van como muchos presumen, la coalición la sellarán PSPV y Compromís con el apoyo externo de Podemos, si es que el criterio de Antonio Montiel de no excluir a nadie se impone al de Pablo Iglesias de apoyar sólo a Mònica Oltra para la presidencia.

Como detalle previo, llama la atención que Compromís ya esté filtrando medidas a aplicar desde el Consell. El PSPV no.

Así las cosas, Ximo Puig sería el presidente de la Generalitat, con Oltra de vicepresidenta y Enric Morera de presidente de Les Corts, con la decisiva consellería de presidencia para alguien con experiencia, alguna de las manos derechas de Puig, seguramente Alfred Boix, secretario de organización en el partido. Compromís aboga por seis consellerías, aunque en el PSPV ven más factible 9 sin secretarías autonómicas.

Y para ocuparlas, algunos nombres bien sonoros, algunos de ellos sin obediencia partidaria para evitar riesgos añadidos a la estabilidad de la coalición. Uno de ellos podría ser el del profesor Joan Romero, el hombre que entregó las llaves del Palau a Eduardo Zaplana tras la marcha de Lerma a Madrid. Romero, exsocialista y ahora próximo a las tesis nacionalistas, podría repetir en la cartera de educación que ya ocupó en el último gobierno valenciano del PSOE, pero ahora con postulados más cercanos a Compromís que a su partido de origen.

En la lista socialista por Valencia hay tres independientes vinculados al mundo de la dependencia, la cultura y los medios que podrían encontrar acomodo en esas parcelas de gobierno: María José Mira parece destinada a Bienestar Social, Fernando Delgado podría ocuparse de CulturArts, y Carmen Amoraga de la comunicación del Consell.

Y dado que todos los partidos de izquierda beneficiados con el hundimiento de EU lloran su pérdida, quién sabe si Ignacio Blanco -recién dimitido de lo único que le quedaba, su cargo orgánico- podría ser repescado para la vida pública en algún cargo de responsabilidad, no necesariamente de primer orden.

Queda mucho aún para ver o no confirmadas estas posibilidades, ahora en el imaginario de quienes pueden influir en la negociación. Pero oye, igual …

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