Triunfo sin rotundidad de Sebastián Castella

FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de Núñez del Cuvillo, desiguales de hechuras y cuajo, y también de juego. Los tres primeros tuvieron clase y profundidad en el último tercio. Los tres últimos fueron blandos en varas y, salvo el violento y rajado cuarto, resultaron descastados pero manejables.

El Fandi: estocada trasera (ovación tras leve petición); estocada caída tendida y descabello (silencio).

Sebastián Castella: estocada desprendida trasera (oreja); estocada caida (oreja con petición de la segunda). Salió a hombros.

Daniel Luque: media estocada caída atravesada (silencio); estocada (silencio).

Tercer festejo de la Feria de Julio. La plaza se cubrió en más de un tercio de su aforo en tarde ventosa. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del accidente ferroviario de Galicia.

Una poco consistente salida a hombros de Sebastián Castella puso punto final a un festejo en el que, sobre la actuación de los toreros, brilló la calidad de tres toros de la divisa de Núñez del Cuvillo que cada diestro de la terna desaprovechó en distinto grado.

Quizá el que más partido sacó al buen toro de su lote, por aquello de cortarle una oreja sin demasiado peso, fue el francés Sebastián Castella.

Tuvo ese segundo de Cuvillo una profunda embestida por el pitón izquierdo que el diestro galo no terminó de cuajar como se merecía. Pese a su aplomo en la arena, a los naturales les faltó mando y continuidad.

Sólo un buen inicio por estatuarios y unos alardes finales en la cercanía resultaron medianamente emotivos en una faena sin sobresaltos.

También resultó vibrante la apertura del trasteo de Castella al quinto, con varios pases cambiados en los medios en los que el toro, suelto y mansote en varas, rompió a embestir con más fijeza.

Esta vez el francés abusó de las pausas y los tiempos muertos, pero de nuevo su quietud y su arrogancia en la distancia corta, con el toro ya muy desfondado, motivaron la concesión de un segundo trofeo.

El Fandi dio su habitual espectáculo con las banderillas ante el que abrió plaza, que galopó con entrega y clase a todos los cites. En cambio, muleta en mano e incómodo ante la molestia del viento, al granadino le faltó reposo y pulso para aprovechar tan boyantes embestidas.

Con el cuarto, un manso que se rajó en varas y sólo dio violentas oleadas en la querencia de tablas, El Fandi abrevió no sin ciertos apuros.

Otro de los toros destacados de la tarde fue el tercero, que repitió y se movió también con bravura y con más brío que sus hermanos. Pedía compromiso y entrega el de Cuvillo y nada de eso le dio Daniel Luque, siempre a la defensiva, escondido en los cites y mecánico en el trazo de sus pases.

Al sexto, soso y manejable, el sevillano le hizo otra faena opaca y con similares planteamientos, en la que sólo destacaron unos buenos lances de saludo con la rodilla flexionada y la contundente estocada con la que puso fin a un espectáculo con triunfos más aparentes que reales.

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