Trullenque, la Bolsa y Valencia

En ocasiones vale la pena rescatar “libros viejos”. Porque refrescan y muestran un perfume de envidiable lozanía. Este, por ejemplo. Se titula “Hombres públicos” y es una recopilación de entrevistas que una periodista, María Victoria Crespo Morales de Setién, hizo a personajes públicos valencianos –hombres y mujeres– para la “Hoja del Lunes de Valencia”. La Asociación de la Prensa, en una por desgracia breve colección que dirigió Ricard Triviño, publicó en 1988 esta recopilación de la que nos hemos quedado –quizá habrá más ocasiones de volver– con las cosas que dijo el que fue uno de los más destacados presidentes de la Bolsa de Valencia. Cuando la institución era todavía pública, oficial, y no una mercantil propiedad de la banca como es desde la reforma que precisamente empezó a ser operativa en 1988.

Isadora, que así firmaba Mariví Crespo sus entrevistas, tenía una gracia especial para desentrañar a los personajes. Gente muy cerrada y difícil de entrevistar se abría ante ella como una flor y “lo contaba todo”. Con Trullenque no hubo caso porque era un hombre expansivo, hablador, abierto e incluso en ocasiones atrevido para las responsabilidades que asumía. Basta ver este caso, donde la reflexión inicial continuaba con esta otra: “Se dice: ¡cuidado, el País Vasco, follón! Pues los restos”, decía en su lamento por el eterno abandono de los problemas valencianos.

Trullenque estuvo en el mundo político. “Como sabes, yo estoy en Coalición Valenciana, eso me viene un poco de rechazo. Yo estaba en Valencia 2000… No pido estar en ninguna lista, pero creo que los valencianos nos infravaloramos…, el meninfotismo… Y vamos a ir adelante. Mi política es hacer Valencia”.

Isadora nunca trasladaba largas parrafadas de sus personajes. Solo frases, palabras, ideas sueltas. Retalitos de conversación con los que componía un conjunto muy fácil de entender y sumamente ameno de leer. La periodista escribía, por ejemplo: “Idealista y soñador: “es verdad que sueño despierto, pero que siempre he tenido los pies en el suelo”.

Más adelante, tras describir a un caballero elegante y siempre atento con las damas, tras hablar de un sexagenario muy presentable, Isadora anotaba: “Y en ocasiones estalla el torrente explosivo de su pasión imposible de acallar, recreándose en el mundo mágico de esoterismo y las cartas strales, y luego, siempre, en su constante “leitmotiv”: Valencia y la bolsa. “No creo que sea un mito conseguir la Valencia de nuestros objetivos. En la bolsa estamos luchando como locos, se creen que nos ponemos morados y no ganamos ni un duro. Yo quiero ayudar a Valencia, a las empresas, trato de empujar a mis conciudadanos. Y, en el peor de los casos, me iré con el rabo entre las piernas… Y a lo mejor nos parten la boca, ¡ya lo sé!”

La Bolsa, Valencia, las empresas y los empresarios. El coraje que falta en 2013, en una entrevista de 1988. “El colegio hispano-americano lo he hecho yo, el club valenciano de natación lo he hecho yo… Yo lo invento y hago acciones que vendo a la gente. Mi querida no es solo la Bolsa, sino Valencia en general. Esto te puede sonar a “coentor”, pero creo que se pueden hacer cosas por Valencia… Yo me metería en cualquier cosa; lo único que hace falta es la “espenteta”.

Admirable filosofía de un valenciano volcánico.

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