10 de mayo, Día Mundial del Comercio Justo

Un total de 65 municipios españoles de trece comunidades autónomas se han sumado a la celebración del ‘Día Mundial del Comercio Justo’, que se conmemora este sábado e impulsa la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ), y realizarán actos para dar a conocer esta modalidad comercial y llamar la atención sobre las condiciones en que se produce gran parte del cacao que se consume en España.

Entre los actos, también figura la lectura del ‘Manifiesto del Día Mundial del Comercio Justo 2014’, como adelantó esta semana en la presentación de este evento la presidenta de la CECJ, Mercedes García de Vinuesa; el responsable de Estudios de la entidad, Gonzalo Donaire; el representante de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), Javier Jiménez Gregorio; del vicepresidente de la ONCE, Andrés Ramos y del director de Relaciones Internacionales e Institucionales de Loterías y Apuestas del Estado (LAE), Manuel Gómez Amigó.

Precisamente, Mercedes García de Vinuesa ha llamado la atención sobre el volumen de negocio que supone a nivel mundial la venta de este producto, 100.000 millones de dólares, con un crecimiento anual del 3 por ciento; y sobre el número de personas que dependen directa o indirectamente de su cultivo, 50 millones de personas solo en la primera etapa del proceso de producción. «Si el mercado del cacao fuera una economía, sería la sexuagésima más grande del mundo, al mismo nivel que países como Croacia o Bulgaria», ha asegurado.

A pesar de ello, el responsable de estudios de la entidad, Gonzalo Donaire, ha señalado que únicamente el 1 por ciento del cacao que se produce se hace según la modalidad de comercio justo, y que, por el contrario, más de 284.000 niños trabajan en la cosecha de esta semilla «hipotecando la posibilidad de su desarrollo» y otros 12.000 «lo hacen en condiciones de esclavitud».

Además, ha asegurado que la producción del cacao «está detrás de muchos conflictos armados» en países entre los que ha destacado Costa de Marfil, en el que una de las razones que subyacen en el conflicto son «la propiedad de la tierra y las fincas de producción de cacao».

En este marco, ha apuntado también a la existencia de un «embudo» en la mitad del proceso de producción y comercialización del cacao en el que «un puñado de empresas controlan toda la molienda del cacao y la elaboración posterior». «Estamos hablando de un nivel de oligopolio en el que cuatro empresas controlan el 50 por ciento de los molinos y de cinco empresas que facturan el 60 por ciento de las ventas de chocolate de todo el mundo», ha asegurado.

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