Bravo, doña Gabriela

De la necesidad de proteger a la paella

Hoy se celebra en Sueca la 55 edición del Concurso internacional de paella valenciana y seguro que muchos de ustedes, hoy domingo, irán a degustar, o ya lo habrán hecho, una buena ración de tan excelsa delicia. Nuestro plato más internacional y que en comidas familiares o con amigos, siempre despierta controversias sobre cuáles son o no sus componentes. Los que saben de ésto concluyen que si tiene tradición (y esta puntualización es importante) cualquier receta cocinada desde Vinaròs a Oriola, sería paella valenciana. Y es que ya saben que sobre las tres verduras y la carne de pollo y conejo, hay variaciones locales de todo tipo, sobre todo en cuanto a verduras y legumbres y también la inclusión de alguna que otra carne, como la de pato o cerdo. No debemos entrar en estas viejas disquisiciones para no granjearnos antipatías, pero en el caso del arròs al forn (también conocido en algunas localidades como passejat) sí parece haber más coincidencia en toda la geografía valenciana de cómo elaborarlo.

Pero volvamos a la paella, nuestro plato insigne, del que estamos demasiados acostumbrados a ver en primera persona o a través de los medios de comunicación o de las redes sociales, verdaderos despropósitos, aquello de “arroz con cosas”, ya saben… Tal vez algo más podríamos hacer los valencianos para que no se continúe vilipendiando así nuestra paella. Pero esa posible actuación tiene que ver con el poco respeto que nos tenemos los valencianos a nosotros mismos y el menos todavía que exigimos a foráneos. Para muestra, un botón, el nombre que otorga al recipiente la RAE: ¡paellera!, mientras que en Madrid se afanan en utilizar Girona, A Coruña o Lleida en vez del nombre de estas ciudades en castellano por presión de sus instituciones correspondientes. ¿A qué esperan las instituciones valencianas para forzar la rectificación? Si este aspecto es importante, más todavía es el nivel de protección que tiene la paella a nivel internacional: ninguno. Cualquier restaurante del mundo puede cocinar ese “arroz con cosas” y anunciarlo en su carta como paella.

En los años 90 del pasado siglo hubo una iniciativa fallida por nacer sin cimientos firmes y encabezada por el, en aquel momento, presidente de les Corts, Vicente González Lizondo, que pretendía crear una denominación de origen (DO) para la paella valenciana. ¿Debía cocinarse exclusivamente con ingredientes valencianos para que pudiera entrar en esta DO?, fue una de las cuestiones que abortaron la operación. Pero hoy en día, con más paciencia y conocimiento, sí se podría buscar esa figura que protegiera nuestra paella de nefastas intervenciones. ¿Seremos capaces?

Ir arriba