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El compromiso de los políticos

El compromiso está pasado de moda. Por todos es sabido que nuestro país, en lo que al Congreso, parlamentos autonómicos y ayuntamientos se refiere, disfruta de un sistema electoral de listas cerradas y bloqueadas. En cristiano: votamos una única papeleta, de un partido con un orden de candidatos y candidatas preestablecido e imposible de alterar. A pesar de ello, el peso que recae sobre el cabeza de lista de una candidatura es mayor. En teoría, s la cara más visible, la que más se compromete de cara a los ciudadanos y la que va a llevar el grueso de la actividad de dicho partido, esté en el gobierno u en la oposición.

Estos días hemos conocido la dimisión de dos políticos valencianos, ambos socialistas. La diputada más joven del Congreso, Maria Such, y la del portavoz del PSPV-PSOE en la ciudad de Valencia, Joan Calabuig. Such pasará, a pesar de su corta edad, a dirigir el Instituto Valenciano de la Mujer, y será sustituida por el veteranísimo Ciprià Ciscar, quien ya fuera consellere allá por el 1981, y que desde entonces no ha dejado de encadenar cargos públicos. En los veinte años de oposición por lo que ha atravesado el PSPV en la Comunitat Valenciana no ha dado tiempo a renovar según que cuadros de mando. En este caso el número cuatro, Ciscar, sustituirá a la número tres, Such.

A diferencia del caso anterior, en el que únicamente se altera la lista, el caso de Calabuig es más escandaloso. Hace apenas un año se comprometió a llevar la voz del PSPV hasta el Ayuntamiento de Valencia, y consiguió gobernar junto a Compromís y València en Comú. Pocos meses después rechaza el encargo de los valencianos para ocupar un alto puesto, de poca visibilidad pública, del Consell. Calabuig será el delegado del Consell ante la Unión Europea.

No es necesario que los políticos agoten la legislatura de manera inamovible en sus cargos. Las circunstancias cambian. Pero hay que respetar el mandato y encargo de los ciudadanos. Ser cabeza de lista no puede ser un capricho. Mientras, Calabuig, que lleva también encadenando cargos públicos desde que fuera presidente del Instituto Valenciano de la Juventud, allá por los años de Lerma, seguirá ampliando su currículum vitae.

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