Bravo, doña Gabriela

El Gobierno central dispuesto a generar el problema valenciano

Sí, da toda la impresión que el Gobierno central está dispuesto a generar problemas territoriales allá donde no gobierna. La falta de negociación, de diálogo, de relación en definitiva, ya ha procurado lo que se viene en llamar “el problema catalán” y ahora parece dispuesto en sembrar la misma semilla con los valencianos. Y esto es así cuando hay un gobierno autonómico, como es el caso del Consell de Ximo Puig, que no dobla la cerviz, no ajoca el morro, un ejecutivo que planta cara ante la injusticia y no se muestra dócil y sumiso como lo fue el gobierno de Alberto Fabra y antes el de Camps. Ante la exigencia de lo justo -una correcta financiación para los valencianos- la callada por respuesta, y ante el anuncio de llevar el tema a los tribunales, la amenaza de derrota judicial. ¿Pero no había separación de poderes o es que Rajoy tiene previsto modificar alguna legislación para que la sentencia sea de su gusto como ya ha hecho con el Tribunal Constitucional? Debemos presumir algún truco de prestidigitación en los mecanismos del Estado, porque no solo el ministro Montoro, también el secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, auguran segura la derrota del pleito a cuenta de la financiación valenciana.

Hace unos años, Florentino Pérez, ese empresario (muy) próximo al PP y capaz de colarle goles al Estado como la indemnización por la planta Castor, se asombraba de que el equipo de fútbol que preside sea tan mal recibido en los terreno de juego que visita. Claro está, quien siembra vientos, recoge tempestades. Esta parece ser la estrategia del Estado para la justicia exigida por los representantes del Pueblo valenciano, como también con Cataluña: el silencio y la amenaza. En referencia a la concentración de apoyo a la declaración judicial de Artur Mas, recuerdan que no se puede presionar a la justicia, pero olvidan que ellos, el PP, ya lo hizo en el caso Camps, acompañándolo no solo cargos públicos como Rita Barberá, si no también una algarabía de simpatizantes; ojo, que no son los únicos, Felipe González también se fotografió alegremente con los condenados por el caso GAL. En cualquier caso, de tener un comunidad autónoma que se desgañita históricamente ofrendando glorias a España, se pueden encontrar una sociedad unida, desprovista de colores políticos y dispuesta a plantar cara de una vez a la injusticia. No es sostenible que algunas CCAA que nunca debieron existir, vivan a costa de las necesidades básicas de los valencianos. Parece que vivir en el conflicto permanente es la forma de actuación de uno de los peores presidentes que se recuerda del ejecutivo español. ¿Llegará la sangre al río? ¿Serán capaces de generar el problema valenciano?

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