William Vansteenberghe, Experto en Inmigración. Aquarius, el frio cortante de las olas

Hablamos de Bruselas con William Vansteenberghe, Experto en Inmigración y Cohesión Social

William Vansteenberghe es Experto en Inmigración, Cohesión Social y Experto europeo en temas como la Defensa de los Derechos de los Niños, prevención del Tráfico Humano, y de la Integración de Población en Riesgo de Exclusión. Ha desempeñado diversos cargos y actividades, relacionados con la Integración en España, Bélgica, Ecuador y Chipre. Es una de las personas que mayor conocimiento sobre cuestiones migratorias en la Comunitat Valenciana. Su posición como experto en esta materia le ha llevado a asesorar a la administración pública en políticas de integración y cooperación.

El profesor Vansteenberghe es belga, por lo que vivió muy de cerca, a pesar de la distancia entre Valencia y Bruselas, y de manera intensa los últimos atentados yihadistas en Europa. Eso, sumado a su sabiduría acerca de los movimientos migratorios, como ya hemos comentado, lo convierte en un entrevistado idóneo, si de lo que se trata es de obtener conclusiones acertadas sobre la problemática terrorista y la radicalización de la ultraderecha, que aprovecha el atentado para reafirmar sus argumentos en contra el amparo europeo a los refugiados sirios.

Es colaborador habitual de News Grup, tanto en los diarios digitales de la casa como en la tertulia política AP7 de News FM, donde participa de manera regular una vez a la semana.

Siempre es un placer poder conversar con él, pues sus exposiciones conforman, en la mayoría de ocasiones, clases magistrales improvisadas.

 

P- Bienvenido, profesor, una vez más, a la que es su casa: News Grup

R- Muchas gracias, es un gran placer

 

P- Como belga: ¿Cómo viviste los atentados de Bruselas?

R- La verdad que lo viví como persona, simplemente. El problema es que conozco muy bien la zona de los atentados, porque en tiempos de juventud, cuando hacía la carrera, me la pagaba trabajando en el Aeropuerto de Zaventem, la parada de Maelbeek ha sido placa giratoria para mí en diferentes épocas de mi vida, Mi padre tenía relación con la seguridad nacional por lo que era un punto donde muchos de sus servicios empezaban o terminaban, mi dentista estaba en frente y la oficina de la Comunidad Valenciana estaba a dos pasos.

Además, cuando sucedieron los atentados, mi hijo andaba por Bruselas y todo esto se impuso como una imagen familiar inevitable, que no tienes cuando sucede en un lugar que no conoces. Como parte belga además puedo decirte que me lo esperaba, seguramente, como mucha gente de Bruselas.

 

P- ¿Podríamos haber puesto remedio?

R- Claro, ya lo he indicado en un artículo reciente. Bélgica dejó de existir cuando el nacionalismo flamenco se hizo extremista. Se dieron cuenta que no se podían cargar la marca Bélgica, ya que la suya no vende. Pero aprovecharon para vaciar de contenido el Estado. Siendo además el 51 % del electorado del país siempre ganan. En Bélgica hay 4 regiones, Flandes, Valonia, Bruselas, y la región germano parlante de Eupen y Malmedy.

Todas las regiones tienen su policía, su entramado de seguridad, se hablan tres idiomas distintos, sin añadirle el inglés muy hablado en el norte flamenco. La coordinación debería ser excelsa y se hace difícil, teniendo en cuenta todas las demás atribuciones del Estado, incluida la que reclama Cataluña, la de Hacienda, que se han otorgado a las regiones.

Por lo tanto, queda la fachada de país que existe en la actualidad y un sinfín de cuerpos administrativos que se  odian y se malentienden por razones de nacionalismos excluyentes, como lo son todos. Por lo tanto la Policía Nacional y los Servicios de Seguridad e Inteligencia de ámbito nacional carecen del presupuesto necesario para realizar una política coherente. Las Leyes necesarias para luchar contra el terrorismo que no entiende de fronteras -y menos lingüísticas- han evolucionado a nivel regional, pero no a nivel nacional, lo que es del todo incoherente. Una incoherencia explicable, ya que el país es una co-confederación.

 

P- ¿Qué parte de responsabilidad tenemos los europeos y nuestros gobernantes en el fortalecimiento del yihadismo en Occidente?

R- La mala política de integración realizada, no solo con los musulmanes, sino en general. No soy yo el que lo dice sino todos los líderes del arco político europeo, No hemos sido capaces de crear meta identidades donde todos los habitantes de Europa se pudiesen reconocer y, en caso de haberse acercado, hemos excluído los que eran difíciles de convencer y, sobre todo, los más lejanos en nuestra simbólica continental.

La política a nivel de la Unión brilla por su ausencia, incluso a nivel policial, así que a nivel social no digamos. Barrios como Molembeek hay en todas las ciudades porque hubo un proceso de éxodo en muchas de ellas, sobre todo, por dos motivos: el alejamiento de los barrios que recibían migración y el enriquecimiento de las familias con la venta de sus casas. Esto les permitió comprar casas en los pueblos limítrofes y luego, tras jubilarse, irse del país definitivamente, abandonando barrios enteros a nuevos ciudadanos incapaces de revitalizarlos, en plena curva ascendente de integración económica. Los barrios se convirtieron en cementerios abandonados, ya que las comunas (barrios con entidad administrativa) dejaron de poder recoger impuestos importantes, al haberse empobrecido su población.

Hemos pasado de la euforia del comienzo del siglo XXI donde todo el mundo era bienvenido, ya que crecíamos, económicamente hablando, a ser un continente prisión para los que intentan penetrar en él.

En cuanto a nuestra responsabilidad con el crecimiento yihadista en Oriente, toda, y, de nuevo, me remito a las palabras de Hillary Clinton aceptando la responsabilidad norteamericana en la creación del Al Qaeda.

Desde la línea que dividía y repartía el Próximo Oriente turco a finales de la primera guerra mundial, la famosa línea Sykes-Picot, creando nuevos países con tiralíneas, no hemos parado de meter la pata. Ahora mismo, hay gente que se pregunta cómo es posible que los convoyes de más de 45 camiones con petróleo de las zonas controladas por el DAESH sigan llegando sin problemas a Turquía, que están junto a Arabia Saudí, y cómo, a menudo, con dinero Europeo y americano, se hayan financiado sus intereses en la zona. Tampoco se entiende que hayamos pasado de intentar derrocar al líder Sirio a apoyarle como mal menor. Todo un fracaso de la política americana cuyo real objetivo, por cierto, era eliminar una salida de Rusia al Mediterráneo. Un escape que ahora, contrariamente, se ha visto reforzada. Todo ello, por no mentar el haber armado a los Talibanes y haber permitido los desmanes de Pakistán, que ahora lo paga amargamente en sus áreas montañosas.

 

P- Los medios de comunicación en España: ¿Informan bien sobre la cuestión del yihadismo? ¿Qué errores se cometen? ¿Hay tabús o censura?

R-Hay un vaivén increíble debido a un desconocimiento increíble, por lo que se recurre a las fuentes, las que sea, que puede ser fiable o no, amiga o lo contrario -a veces ambas cosas a la vez- como sucede en todo grupo humano.

Por lo tanto, se baila desde la generalización más absoluta. Los musulmanes son un peligro, como si cualquier grupo que profesase una fe fuera igual, manipulando a todo el mundo. Los medios han contribuido y, a menudo, han sido utilizados por fuerzas política cercanas a las editoriales, a la hora de imponer rechazo generalizado y una sensación de miedo a la población. Ha habido muchas arengas militares y políticas que defendían invadir o lo contrario, que respondían más a intereses espurios, que mensajes reclamando sensatez, en los dos bandos. Aún recuerdo la reacción de dejar de consumir productos daneses, cuando se publicaron aquellas famosas caricaturas y quedaron en evidencia los excesos en la defensa de la libertad de expresión, llegándonos a meternos con símbolos que no son nuestros, siquiera.
P- Los atentados de Bruselas: ¿Incrementan la xenofobia en Europa ya demostrada en la crisis de refugiados que atravesamos?

R- Incrementarla, sí claro. Lo que hacen es justificarla. Además, está alcanzando a sectores de población que no tenían una opinión clara al respecto y, por lo tanto, crece el número de personas con un discurso tendencioso. Pero nadie está haciendo la labor tan necesaria de educar para la convivencia a todos los grupos implicados en una sociedad compleja. Tampoco aclara que el rol de integrar recae sobre el que tiene capacidad de hacer las leyes. Faltaría responsabilizar a la gente por no presentar soluciones a su propia integración. Los que argumentamos que tenemos sociedades democráticas con valores superiores y ello, en muchos casos es cierto, somos nosotros. Sin embargo, si somos incapaces de cumplirlas o de ponerlas en marcha: ¿de qué sirve este bello discurso, si el hecho de provenir de Molembeek es una frontera para un trabajo digno, que se le queda en el cuerpo al afectado?

Otro ejemplo se da cuando nuestros gestores acusan a los parados de tener la culpa de estarlo y eso ha pasado en más de una ocasión. Lo que tiene que cambiar es el paradigma de esta sociedad y pasar de ser una sociedad hipercompetitiva a otra que estimule elementos de cooperación, de entendimiento, de solidaridad. Entonces el mundo será eso. Pero, si por el contrario peleamos por un puesto de trabajo a base de las diferencias que puedan beneficiarnos, ya que se ha alejado el “mundo del mérito” y se ha impuesto el “todo vale”, pues tenemos el mundo que hemos creado, lleno de sospecha, de miedo y de sin razón.  

Los refugiados es un tema aparte, no son inmigrantes, son personas que huyen de una guerra y con el estatus de refugiados, tenemos la obligación de acogerlos, tal como ha hecho el Líbano, Jordania, Canadá, así como otros países que han comprendido cuál es su obligación. Otra cosa es que en Europa haya gerentes timoratos y miedosos ante su opinión pública, la cual, al no haber sido preparada para la acogida, reacciona con rechazo.

Pero la figura del refugiado es una figura legal con un estatuto. La obligación de los países de recibirles. Determinar si se le da el estatus de refugiado se hace de manera bastante subjetivo, ya que nadie viene con un papel firmado de su país por el verdugo. Tanto es así que, si uno cruza varias fronteras las legislaciones, empiezan a hablar de inmigrante. Parece ser que, por lo visto, los refugiados se deben limitar a quedarse acogidos en los países fronterizos y no deben ser distribuidos de la mejor manera posible.

Este asunto se entrecruza con el problema del terrorismo y Europa está demostrando ser incapaz de hacer parte de las cosas. De hecho, el miedo es tal que ha contagiado a casi todo el mundo con responsabilidades de gestión, con el resultado de incumplir los acuerdos Internacionales que deniegan toda posibilidad de devolución en caliente.

 

P- ¿Ha sido utilizado el atentado por la ultraderecha belga para reforzar su mensaje e incrementar el número de adeptos?

R- Sí, pero también se ha reforzado la solidaridad con las personas refugiadas y lo que sí ha hecho es mostrar a los belgas y sobre todo a los de Bruselas en qué estado está el país, que se sabía, pero no es lo mismo comprobarlo en carne propia. La gente a diferencia de la prensa internacional no culpa a los servicios de Inteligencia o a la Policía, sino a los sucesivos gobiernos con miembros nacionalistas extremistas y, cuando digo extremistas, no estoy hablando por hablar. Estoy hablando de un origen similar al del Frente Nacional de Marie LePen, los cuales han ido reduciendo sin cesar los presupuestos para los servicios de protección nacionales a favor de los servicios regionales.

 

P- Diversos foros apuntan a conexiones entre la policía belga y la ultraderecha del país: ¿Qué hay de cierto en todo esto?

R- La hay, basta con ver cómo se despiden los Ultras de la Plaza de la Bolsa en Bruselas de las autoridades policiales que estaban presentes. Digo autoridades, no los policías, De hecho, una manifestación de repudio contra la violencia y de hermanamiento de todas las personas que rechazan todo tipo de violencia fue impedida y prohibida por la autoridades y, sin embargo, la del rechazo de los “aficionados” a los clubes de fútbol, que rechazaban toda violencia, terminó en una batalla campal contra todo ser viviente, incluida una de vuestras compañeras de Antena 3. Sin apenas resistencia a los policías, un poco de agua desde un camión y a casa con tranquilidad, con un número muy bajo de arrestados.

No olvidemos que si en el gobierno hay personas afines a este tipo de tendencias políticas es normal que nombren a personas también afines en las fuerzas del orden. Sobre todo policía local y regional. De hecho, todo ello, no ha pasado desapercibido a las personas de bien y se está reclamando una investigación. Que como siempre quedará en nada. Pero la gente belga es muy dócil hasta que deja de serlo.

 

P- Para finalizar, maestro, y para aportar una visión global de futuro sobre la cuestión: ¿Cuáles son los pasos a andar o desandar por parte de los Estados de la Unión Europea para evitar un nuevo drama en una capital europea?

R- Evitarlo no creo que se pueda dada la forma de operar de las fuerzas yihadistas, pero un buen comienzo sería poner en fin en marcha la Europa social y que la gente de todos los países miembros puedan alcanzar los mismos derechos. Que estos sean reconocidos mediante el símbolo de una tarjeta de identidad europea. Unificar las políticas de gestión de flujos, otorgando los mismos derechos a las personas que huyen de algún siniestro, en todo el territorio europeo,

Que la Meta identidad de ser Europeo se imponga de una vez por toda a las visiones cicateras y del siglo XIX y XX de ciertos países, que siguen creyendo que pueden jugar a la doble política la suya y la de los demás después. En sucesos como los que estamos viviendo es otorgarle una ventaja al que quiere atentar que no va a desaprovechar. Estamos desunidos y ellos no.

Trabajar en planes de integración serios y a largo plazo, implicando a todos los países y a todas las administraciones, con el fin de integrar a todas las personas que vivan en Europa con los mismos derechos y los mismos deberes.

Para las bolsas creadoras de personas a problemas y con problemas, tratarlo con especial mimo y recuperando a estas personas para su inclusión en nuestras sociedades, empezando quizás a ser sinceros con las promesas de cumplir nuestros derechos. También debemos eliminar la injusticia social flagrante relacionada con el origen o la fe de cualquier persona, acabar con la desconexión urbana que tanto daños está haciendo a las personas en este comienzo de siglo.

Obligar a las personas a cumplir con las leyes que la mayoría de los ciudadanos se han otorgado, con la posibilidad de intervención de todos los colectivos presentes en nuestra sociedad compleja e intercultural. Si eso no se cumple y cualquier grupo queda excluido de forma activa o pasiva, estas personas vibrarán en otra longitud de onda, y harán cosas diferentes a los demás con resentimiento.

A todos los demás extremistas de todos los bandos, incapaces de ser recuperados o claramente violentos en sus acciones para el cambio, existe en último término la Justicia y la Cárcel.

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