Bravo, doña Gabriela

La corrupción del PP valenciano imposibilita el pacto PP-PSOE

Pedro Sánchez ha repetido, por activa y por pasiva, que no pactará, ni se abstendrá para posibilitar un gobierno del PP. Las detenciones y registros efectuados esta semana por la Guardia Civil apuntan a una financiación ilegal de los populares a distintos niveles en la Comunitat Valenciana. Un hecho que, de confirmarse, dejaría al PP valenciano descabezado y sin visos, si quiera, de poder plantear y ejercer una digna oposición.

El pacto de progreso en Madrid está más cerca que nunca de consolidarse. No porque la relación entre los futuros socios sea la mejor posible, que no parece que sea así, sino porque las opciones de formar gobierno con el PP se agotan, a medida que avanzan las investigaciones que dejan entrever que de Génova para abajo, demasiados peces gordos están tocados por la varita de la mala praxis política.

En el imaginario de gran parte de  la opinión pública Rajoy es el candidato de la corrupción. Eso es innegable. Desde que su nombre apareció en los famosos papeles de Bárcenas, las declaraciones en boca de ciertos personajes del mundo del socialismo español que acercaban a la realidad política un pacto PP-PSOE han hecho perder votos a los de la rosa y el puño. La militancia está en contra de todo lo que huela a Rajoy y su séquito. Además, darían argumentos de sobra a Podemos para golpear, tumbar, pisotear y rematar, una vez moribundo, al PSOE.

En cualquier caso, es por todos consensuada la idea de que España necesita grandes pactos y reformas. Un pacto de progreso favorecería y aligeraría los trámites para acometerlas. Mirando a la Comunitat Valenciana, no es tan descabellado pensar en que la izquierda de más allá, la más próxima y la que ya no es percebida como tal lleguen a entenderse por el bien de todos.

Para ello, será necesario que Podemos bajé de las nubes y del tren de la exigencia, para subir al poder y al tranvía de la negociación. El PSOE deberá ser flexible y tener la mente abierta para aceptar que corren nuevos tiempos. Pedro Sánchez parece estar por la labor. Esperemos que ciertos elefantes y sus voceros den media vuelta, se sienten a observar en un rincón y comprendan, de una vez por todas, que su tiempo ya pasó.

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