La España asimilada

La afición por los mapas siempre te hace fijarte en lo más insólito: En la Biblioteca Nacional de Madrid encontramos un Mapa Político de España datado en 1854. En él se delimita claramente dos Españas:

«España Uniforme ó Puramente Constitucional que comprende estas treinta y cuatro Provincias de las coronas de Castilla y León, iguales en todos los ramos económicos, judiciales, militares y civiles.»

«España Incorporada ó Asimilada que comprende las once provincias de la Corona de Aragón, todavía diferentes en el modo de contribuir y en algunos puntos del derecho privado».

Esa España incorporada o asimilada, el año pasado conmemoró el VI centenario del Compromiso de Caspe, publicitando una declaración institucional conjunta de los cuatro parlamentos autonómicos de la antigua Corona de Aragón «para fortalecer, más allá de las de las buenas relaciones de vecindad, los lazos de fraternidad y sus vínculos institucionales y políticos desde la acción parlamentaria».

En ese acto institucional se conmemoró un acontecimiento clave de la historia común de nuestros territorios -el llamado ‘Compromiso de Caspe’, de 1412-, que tuvo la virtud de encauzar la grave pugna sucesoria que se había originado con la muerte del rey Martín el Humano y, de esta manera, acabar con el periodo «inestable y violento» que vivieron los pueblos de la Corona de Aragón durante el Interregno (1410-1412).

Dicha declaración institucional firmada instaura la celebración anual, con carácter rotatorio, de esta Conferencia de presidentes de parlamentos de la antigua Corona de Aragón para mejorar la colaboración mutua. Por tanto la de 2014 estará al caer, haciéndola coincidir con el 25 de junio, dia de la firma del pacto de Caspe. Además, acordó profundizar en todos aquellos aspectos que comparten, tanto en un pasado histórico como «aquellos que puedan contribuir a configurar unas mejores relaciones de convivencia y desarrollo cultural, social y económico entre las personas y los pueblos respectivos».

Así, en Caspe hace 601 años San Vicent Ferrer, el cual como Patrón del Reino de Valencia celebramos en breve, hacía público el acuerdo por el cual se elegía a Fernando de Trastámara, rey de Aragón, tras morir el rey Martín sin descendencia en el año 1410, la Corona de Aragón se veía abocada a un posible conflicto entre aspirantes o incluso a una guerra civil. Las Cortes de Aragón, Cataluña y Valencia acordaron elegir a nueve personas, tres de cada territorio, que decidieran quién debía ocupar el trono, y acordaron que se reunieran en Caspe para deliberar y tomar la mejor decisión.

Pues que quede constancia. Que aquello que no se sabe ni se recuerda, ni se conoce ni se valora. Y los valencianos somos inigualables en desconocer lo propio y en despreciar nuestras tradiciones. Nuestra identidad siempre por los suelos… Y ya lo dijo Antonio Machado: «Castilla miserable, ayer dominadora; envuelta en sus andrajos, desprecia cuanto ignora». Asimilados que somos…

Lluís Bertomeu
@lluisbertomeu

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