Bravo, doña Gabriela

La Grecia valenciana o la economía valenciana al borde del colapso

Ayer pasaba por los micrófonos de NewsFM la secretaria autonómica de Hacienda, Clara Ferrando, e insistía en que el actual sistema de financiación pone en riesgo el propio funcionamiento de la administración valenciana. Esta infrafinanciación que venimos arrastrando de ejercicios anteriores, conduce a la Generalitat, habiéndose de gastar -indiscutiblemente- la mayor parte de su presupuesto en sanidad, educación y servicios sociales, a tener que recurrir al endeudamiento. El 90% de ese endeudamiento del que, queramos o no, somos partícipes todos los valencianos de Vinaròs a Oriola, está provocado -de nuevo- por el deficiente, injusto e insolidario sistema de financiación. Y así, esta rueda infernal que gira ejercicio tras ejercicio, eleva ya a 40.000 millones de euros nuestra deuda a la que de alguna manera tendremos que responder, porque si conseguimos modificar el actual sistema, en cualquier caso eso no nos eximirá de tener que responder a esa deuda.

Por tanto, en el supuesto de resolver el primero de nuestros grandes problemas económicos, deberemos abordar el de la deuda, porque legítima o ilegítima, proveniente del despilfarro o de los grandes proyectos fallidos, como advertía también ayer el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), Vicente Boluda, nunca se podrá pagar. Las declaraciones del presidente de AVE se producían en la rueda de prensa de presentación del informe Caminos para mejorar la competitividad de las empresas valencianas, con el que se pretende mejorar la competitividad de nuestras empresas. De no tener la actual situación de las arcas públicas valencianas, estamos convencidos de que Rafael Climent, conseller de Economía, podría consignar una partida presupuestaria al apoyo necesario a nuestros empresarios desde la administración, pero tampoco podrá ser. Y así tantos ejemplos como queramos citar de cuantos sectores sociales se nos ocurran y que, en definitiva, evidencian la paralización de la economía valenciana que la deuda y el sistema de financiación ponen al borde del colapso. ¿Que nos queda por hacer?, a nosotros se nos ocurre seguir la propuesta de los empresarios, del Consell o de otras instituciones que piden movilizaciones para protestar por esta injusticia, esta falta de solidaridad interterritorial de la cual, los valencianos hemos dado sobradas muestras cuando se nos ha requerido. Y esta movilización ciudadana no debe, ni puede, entender de Derecha o Izquierda, de políticos o de no políticos, debe ser un llamamiento ciudadano transversal en el que aunque solo sea por una vez, vayamos todo el Pueblo valenciano a una.

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