La renta per capita de los valencianos

Recientemente, con la publicación de la balanza fiscal por parte del Ministerio de Hacienda muchos ciudadanos se han sorprendido de la baja renta per capita de los valencianos. Sobre todo, al observar que la cifra está por debajo de la media española. Desde el final de la autarquía franquista y el inicio de las exportaciones de naranjas -por cierto, las primeras divisas que entraron en España- y posteriormente del mueble y de otros sectores productivos, los valencianos siempre teníamos entendido que estábamos a la cabeza de la economía española. Pero ahora nos desayunamos con que no, no somos ese pueblo rico del sur de Europa que creíamos ser. Para más inri, conocíamos recientemente un informe de la Unión Europea que situaba el índice de pobreza de los valencianos alrededor del 30% (junto a Andalucía o Extremadura y lejos de los datos de País vaso o Navarra).

Vistas las cosas, alguna culpa tendrán los sucesivos gobiernos centrales y autonómicos que nos han llevado a la actual situación económica. Pero en cualquier caso, también tendremos algo de culpa todos proporcionalmente. Como sabrán, la renta per capita se calcula sumando todos los rendimientos económicos de una población y se divide entre el número de habitantes para los que se quiere obtener este cifra. Es cierto que la cifra de habitantes de nuestra comunidad ha sufrido un crecimiento desordenado en los últimos tiempos, lo que hace que haya que dividir por más habitantes y por tanto baje la cifra, pero también es cierto, y este asunto también podría ser una seña de identidad de los valencianos, no declaramos todos nuestros ingresos. Ya se hablaba en los tiempos de los gobiernos de Joan Lerma de planes para intentar regularizar aquellos sectores donde más abundaba la economía sumergida, pero nunca se ha conseguido definitivamente. Esta no declaración de los ingresos reales para pagar menos impuestos, deviene en un débil estado del bienestar del que después, ilógicamente, nos quejamos. Ahí es donde no salen las cuentas, seamos responsables, paguemos impuestos para después exigir aquellos servicios que nos corresponden. Maduremos de una vez.

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