Bravo, doña Gabriela

Los refugiados son personas

Los refugiados son personas. Es urgente resolver de manera positiva, cumpliendo con la Carta de Derechos Humanos, evidentemente dentro de las posibilidades de acogida de cada Estado miembro de la Unión Europea, la cuestión de los refugiados. Más urgente aún es agilizar los trámites necesarios para acoger a los menores refugiados provenientes de Siria y otras zonas en conflicto no acompañados, uno de los colectivos más vulnerables dentro de estas personas que solicitan asilo, dentro de la ya extrema vulnerabilidad de los refugiados en general, que afecta gravemente a todas sus capas y segmentos poblacionales.

Ahora, los ignorantes creen a pie juntillas las palabras de los xenófobos interesados, que manipulan la realidad y proclaman que los refugiados son terroristas, cuando, precisamente, los sirios vienen huyendo de la cara más extrema del ISIS y de un gobierno que vulnera la libertad de su población. Escapan de una guerra brutal. Un conflicto que interesa a muchos magnates -o ha interesado durante demasiado tiempo- y que ha generado un éxodo masivo de personas en busca de una vida que los dignifique. De camino, se encuentran con el riego de secuestro por parte de las organizaciones criminales relacionadas con el tráfico de personas derivado de la última crisis migratoria.

Mientras tanto, los neonazis europeos y la ultraderecha, en sus distintas facciones, rentabilizan el drama. Mientras tanto, los países europeos demuestran su incompetencia a la hora de aportar soluciones reales que protejan a los exiliados que se encuentran en tierras europeas de la miseria, del éxodo, del hambre y ahora también de las redes criminales dedicadas al esclavismo y la explotación de mujeres y menores. Una situación que pasará a la historia para mayor gloria de los gobernantes europeos.

El fracaso forzado de la vida de estas personas deja en evidencia el fracaso voluntario, a pesar de que el problema sea la falta de voluntad, de la Unión Europea.

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