Manual para un político de vacaciones

Esta es la semana vacacional por excelencia para los políticos españoles. Todos. Pongan en esa lista a los muy conocidos presidentes, ministros, consejeros, diputados, grandes ejecutivos de empresas públicas y a los miles de alcaldes y concejales que pululan por España. Esta semana toda la casta que dirían los don perfectos de Podemos se va de vacaciones, incluido Pablo Iglesias.

Pero ojo. Pese a estar de vacaciones un político debe seguir trabajando por la causa, por una mejor causa que es él mismo. No puede tener ni un fallo, ni perder una oportunidad, porque de lo contrario en la tienda del pueblo se comentará: “¿Sabes que el Alcalde de ha ido de Crucero? ¡Pues no se con qué dinero porque con su sueldo no llega¡¡¡ Y alguien sentencia: ¡¡Se lo habrán pagado!!!

Les propongo pues un Manual de Vacaciones para Políticos, con el fin de que disfruten con sus holiday, hagan política y no se metan en líos.

1.- El Jefe no descansa. El político nunca se va de vacaciones. Unos días con la familia. Un curso aquí y una visita oficial allá. Como mucho una escapada. Rajoy, Esteban González Pons o Pedro Sánchez y sus posados es otra cosa.

2.- Nunca muy lejos del pueblo. Como mucho al de la mujer. Vale una escapadita, pero la gente quiere ver al jefe en el tajo. Y en las fiestas a pie de obra. Las vacaciones en invierno, cuando nadie mira.

3.- Estírese. Pague una cerveza de vez en cuando. No espere siempre que las pague el constructor o el notario. Una cerveza, no la cena. Ni rico ni pobre, sino todo lo contrario.

4.- Nada de yates. Ni se le ocurra subir al yate del Ortiz de turno. Aunque lo haga en las Galapagos tenga la seguridad de que se sabrá y habrá foto. El Moet no vale una concejalía.

5.- Atención: tenga preparadas unas carpetas con unos cuantos temas para ir tirando estos días encima de la mesa de los plumillas. Que si Gibraltar, que si el Cabanyal, que si movilización para los incendios forestales, inversiones (Ahí está Puig labrándose el futuro con unas inversiones sin sentido). Los plumillas están encantados, ponen lo que usted quiera (si además les manda unos anuncios, pues tendrá sitio de lujo) y encima se demuestra que usted está de guardia hasta en vacaciones. El jefe no descansa.

6.- Ojo con el Facebook y el Instagram. Las fotos las carga el diablo. Quedan de maravilla tomando langosta en Menorca, pero seguro que aparecerán en alguna investigación de la UDEF. Recuerde que el gran amigo que hoy le hace la foto mañana será su enemigo. Juan Roldán en calzoncillos y Sonia Castedo en la cena de Nochevieja son la mejor prueba. Y espere que en breve saldrán otras mejores.

7.- Vaya a Ikea en Alfafar. Se la cabreará algún botiguer de su pueblo, pero saludará a dos mil que dirán: “Has vist al alcalde…? “ Coma albóndigas y arrastre carrito. AH¡¡¡ No se lleve la novia/o del verano, que le puede costar un disgusto, que todo se sabe.

8.- Deporte y despacho. Un día deporte y otro día al despacho. El jefe está fuerte y atiende el negocio. Y si lo ven en el chiringuito, está invitando a uno que quiere hacer no se qué en el pueblo. Está invitando, no lo invitan. Preséntelo a los vecinos de chiringuito.

9.- Pero ojo. Una cerveza. Un vaso de vino. Que no lo vean con el gin tonic a las seis de la tarde. ¡Está superprohibido! Y ni se le ocurra coger el coche. Siempre, siempre es aconsejable que conduzca otro cuando tenga que parar en un cajero.

10.- Y en fin. Lleve una lista de libros que no leerá pero seguro que alguien le preguntará. De una miradita a Google News para estar al loro y no le pillen sin saber si Salvo ya se ha repartido la comisión de Lim o si Manuel Palma optará finalmente a la alcaldía de Paterna. Ya sabe: ese pan nuestro de cada día del cotilleo conspiratorio.

Y sobre todo, tenga un par de nombres por si le preguntan por el sustituto de Fabra. O apueste claramente por la victoria final tras asumir todas las derrotas. Y dese un bañito que el mar relaja un huevo, aunque tenga que enseñar los michelines o las pistoleras. ¡Animo, que son solo dos semanas!

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