Bravo, doña Gabriela

Peñíscola, la promoción turística y la industria audiovisual

Entre esta semana y la próxima, y como ustedes ya sabrán, se está rodando en Peñíscola parte de la próxima temporada de la serie de la HBO Juego de Tronos. Así, esta villa valenciana de El Baix Maestrat rememora esos otros dos grandes rodajes que fuero Calabuch (Luis García Berlanga, 1956) y El Cid (Anthony Mann, 1961). El posicionamiento que de nuestra oferta turística puede conllevar este tipo acontecimientos no es desdeñable en absoluto, si tenemos en cuenta el importante número de seguidores que tiene esta serie (se habla de más de 100 millones de espectadores); otras de menor impacto como The wire generó y sigue generando visitas a la ciudad de Baltimore (EEUU) para “vivir” los escenarios donde se rodó dicho serial. Por tanto, no deberíamos descartar semejante afluencia para Peñíscola, que al final se traduce en riqueza para diferentes sectores de esta villa y su comarca. Estas cosas pasan en ocasiones de manera azarosa, pero si realmente queremos convertir la geografía valenciana en un inmenso plató audiovisual, por los múltiples beneficios que comporta este hecho, deber haber un importante trabajo previo.

La ciudad de Valencia ya ha puesto manos a la obra y recientemente ha creado una oficina (Valencia Film Commission) que centralice y facilite todas las gestiones que las productoras necesiten para rodar en el Cap i casal. Además, desde el Ayuntamiento valentino se están produciendo reuniones con la industria audiovisual para agilizar licencias y reducir impuestos para los rodajes. Se trata de atraer esta industria, se trata, en definitiva, de declarar la ciudad #filmfriendly. Se puede intentar avanzar en este sector, pero también se debe aprender de errores cometidos, como sucedió con Tomorrowland (Brad Bird, 2015). Como recordarán, en este filme se ilustraba un supuesto futuro distópico con nuestra Ciudad de las Artes y las Ciencias, y más allá de dejarnos deslumbrar por George Clooney, poca más relación se tuvo con esta gran superproducción de Disney. Por poner unos ejemplos, y dando por descontado que a la producción se le brindaron todas las facilidades posibles para el rodaje, se podía haber montado una exposición alegórica en el Museo Príncipe Felipe, haber negociado la participación de empresas valencianas del audiovisual en el rodaje y, ya que una campaña publicitaria en EEUU sobre las bondades de nuestra tierra hubiera salido por un dineral, se podía haber invitado a un grupo de periodistas y generadores de opinión del país norteamericano a pasar unos días en toda nuestra (pequeña geografía), poniéndolos en contacto con los mejores nombres de nuestra gastronomía, nuestras artes plásticas, nuestra música y, en general, de todos aquellos aspectos de los que a la vuelta a su país, pudieran promocionarnos. Y esto no hubiera supuesto un gran dispendio.

Volviendo al rodaje de Juego de Tronos en Peníscola, y aprovechando que este sábado estará por Valencia Mariano Rajoy, podría producirse ese almorsaret al que ya le ha retado el presidente Puig en las míticas y ficcionales ciudades de Braavos o Meereen. Al remate, es tan importante que hablen de la financiación de los valencianos, que da igual si es “en tu casa o en la mía” o en una de ficción, ¡pero que hablen!

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