¿Qué fue de las granjas de avestruces?

 

 

Hubo un tiempo en que los suelos de la Comunitat Valenciana acogía 70 granjas de avestruces. De esto hace década y media, ahora sólo resiste una, en Requena y se llama Avestruces el Rincón, que además es la firma más fuerte del sector en España y la segunda a nivel europeo. El ‘boom’ de este negocio, que se presentó como la gallina de los huevos de oro, despertó tras una atractiva campaña de marketing de una empresa belga que anunciaba que los huevos de estas aves se podrían vender a 60 euros la unidad, una estafa que no tardó en demostrarse y que provocó el hundimiento de estas empresas, muchas de ellas a manos de empresarios que simplemente apostaron por él para invertir en un supuesto sector en auge y para aumentar sus activos. Algo que no sucedió.

“Hable con la mayoría de las empresas de la Comunitat cuando me comunicaron que querían cerrar, ellas se dedicaban sólo a la crianza de huevos, mientras que yo me dedicaba a la carne, les dije que ése era el futuro, que invirtieran y apostaran por él, pero ninguna quiso hacerme caso, se necesita mucho esfuerzo y dedicación, quizá no les compensaba” asegura Hortensia Sanfelix, propietaria junto a su marido de Avestruces el Rincón, presidenta de la Agrupación Valenciana de Ganaderos de Avestruz y también de la asociación nacional hasta que desapareció.

Sanfélix apostó por la explotación y venta de carne de avestruz desde el principio porque quería trabajar con una carne natural y muy sana, “apenas tiene grasa y tiene el doble de hierro que la carne roja”. Sin embargo el camino no ha sido nada fácil “esta ave es muy delicada y no hay ningún veterinario especializado en el engorde y fertilidad de la avestruz, o que nos explique por qué se le rompen las patas, hemos aprendido nosotros mismos con la práctica y cometiendo errores”.

La familia de Hortensia vive en la granja y asegura que trabaja de sol a sol para sacar el negocio adelante, aunque no le importa “yo digo que tengo vacaciones los 365 días del año porque trabajo en algo que me llena y me gusta. Todos los días sigo aprendiendo cosas nuevas de estos animales”, añade.

Esta carne necesita unos controles muy exhaustivos hasta que llega a la cocina del consumidor, un mal envasado, sacrificio, despiece o etiquetado puede perjudicar gravemente la calidad del producto. Asimismo la empresaria cuenta a VLC News que esta ave necesita un año de media para engordar, lo que supone un gasto de 300 euros, y suelen pesar una media de 25 kilos, por lo que los márgenes de beneficios no son muy altos.

En este sentido, las aves hembras tardan una media de tres años para poner huevos y los machos cuatro años para que sean fértiles. Asimismo reconoce que el 30% de estos animales mueren por múltiples motivos, “las avestruces son aves tontas que a veces les da por comer piedras o palos y se mueren, hay que estar muy pendientes de ellas, cuidarlas mucho, son muy delicadas y necesitan dedicación, sacrificio y tiempo”.

Actualmente, Avestruces el Rincón tiene 120 reproductoras y 400 aves para carne y Sanfélix asegura que les falta producción para abastecer toda la demanda que tienen, venden a El Corte Inglés, a restaurantes y particulares que acuden a la sala de despiece que tienen en Ribarroja. “Nos llaman clientes a los que no les podemos vender, nos dicen que nuestra carne es la mejor». El secreto, confiesa, está en la calidad de vida de las aves y la alimentación, «podría dar comida más barata a mis aves, pero no quiero, para nosotros la calidad es lo primero, y en la carne de cualquier animal se nota qué es lo que come”.

Uno de los principales problemas que tiene la granja es que los animales sólo están controlados por la naturaleza y sólo comen de forma natural cereales y hierba. Este año la producción de aves será inferior a la del año anterior, que fue de 400, y se quedará alrededor de 200, por cuestiones climáticas, ya que las aves son fértiles cuando hay luz y este año ha llovido mucho, por lo que los pollitos nacerán más tarde que otros años. “Hay mucha incertidumbre en este negocio”, confiesa Hortensia.

Para intentar tener una facturación más estable han abierto sus instalaciones al público como parte del turismo rural que se puede realizar en la localidad de Requena, “es un mundo desconocido para la mayoría de personas y les resulta muy interesante, viene mucha gente a ver las granjas”. La visita tiene un coste de 5 euros los niños y de 10 para los adultos. Para este fin, tener ingresos controlados, también trabajan con otras carnes en la sala de despieces, procedentes de otros proveedores, como es la carne de potro, canguro, ciervo, jabalí, cabrito o cordero.

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