Un año sin RTVV (III parte). RTV valenciana sin RTVV

Nadie echa tanto de menos RTVV como sus trabajadores. Aunque también es muy cierto que los pueblos, los seguidores del Valencia, y los políticos sienten en sus carnes el vacío que su cierre nos dejó. Han pasado doce meses de aquello, un año ya. Mil seiscientos afectados, más sus familiares y amigos, darían para concentraciones mensuales masivas, a las que, a juzgar por las fotos que publican sus convocantes, han ido ellos y pocos más. Hoy imagino que será diferente.

¿Eso significa que los que no han ido los otros once meses -la inmensa mayoría- están de acuerdo con un cierre que les ha mandado al paro? No, claro que no, por supuesto que no. Significa simplemente que no le ven utilidad a la cita: el PP ha dicho que no va a reabrir la empresa (veremos si abre otra y cómo y con quién), y la oposición ha asegurado que va a hacerlo cuando gobierne sin necesidad de que nadie se lo pida. Lo han hecho muchos, pero no en las concentraciones sino por escrito, y no para reabrir, sino para abrir una nueva RTV, que ahí puede estar la clave: noventa mil firmas de respaldo de una Iniciativa Legislativa Popular que el PP admite tramitar en Corts, y que veremos hasta dónde apoya.

¿Noventa mil firmas son muchas o pocas? Son casi el doble de las necesarias para que la ILP entrara en Les Corts, pero comparadas con los cinco millones de habitantes de la Comunidad … La gente tampoco firma así como así. Los muy concienciados, sí. Los que en las encuestas salen ”NS/NC” y en las votaciones son “indecisos” hasta la urna, no tanto, no se fían del uso que se pueda hacer de esa firma. Pero sí, a mí no me cabe ninguna duda de que los valencianos queremos una radiotelevisión valenciana. ¿De calidad?, sin duda. ¿En valenciano?, pues muchos también. ¿Pública?, ahí tengo mis dudas sobre qué opción ganaría.

La alternativa primigenia que proponía el Consell eran dos horas de desconexión de TVE. Pero ha salido mal. Primero, porque el responsable de esa empresa en la Comunidad -que lo fue también de la radio autonómica- dijo que no tenía gente. Segundo, porque la empresa en Madrid aseguró que las dos horas se tenían que hacer con sus trabajadores. Esas dos cosas casan mal. Tercero, porque, para ahorrar costes, TVE propuso fusionar La 2 y Teledeportes suprimiendo un canal. Menos opciones para más cosas. Y cuarto, porque dimitió el director general que estaba en los detalles de la negociación y ahora hay otro. O sea, que opciones de empleo para los que fuimos trabajadores de RTVV, por ahí, ninguna. Y de volver a ver los valencianos La Alquería Blanca, tampoco.

Teles autonómicas, es decir, con alcance autonómico aunque lo que emiten no es todo autonómico, ahora mismo sólo hay una, que no tiene de momento informativos, y que con repescar a un meteorólogo ha tenido suficiente. En breve se supone que habrá otra, al calor del concurso de la Diputación de Valencia. María Abradelo me dicen que dijo hace poco en Telecinco que está trabajando en “la tele que sustituye a Canal 9”, que es una tercera, distinta, y que no es autonómica aunque consorcie con otras comarcales y locales hasta parecerlo. Me lo dicen con indignación extrabajadores de RTVV que no entienden cómo esta señora equipara la emisora local en la que trabaja con una de ámbito autonómico, en la que, por cierto, ganó mucho dinero. Hasta el año que viene como pronto, pues, no hay sustitución posible de la ya vieja NOU, sólo alternativas más o menos plausibles.

¿Y qué pasará si el PP pierde el poder? Pues en realidad no se sabe, porque cada partido de los que se tendrían que coaligar para gobernar lleva su propia idea de RTV, aunque todos reivindican como prioritaria como decíamos la restitución de ese servicio público autonómico. Eso sí, ya no con 1.600 trabajadores, que era lo que los sindicatos que les son afines a la oposición defendieron cuando el primer ERE: o todos, o ninguno. Y fue ninguno por orden de Alberto Fabra, a cada cual lo suyo. Hablamos entonces de una nueva RTV con ¿500 trabajadores? Los de la antigua empresa tienen prioridad, según el segundo ERE. Pero de 1600 a 500 son mil y pico cadáveres que también la oposición actual tendría que dejar por el camino. Sería de esperar que la selección se hiciera al menos con criterios profesionales que permitieran a la empresa competir en el mercado, y no partidarios (como los que han criticado al PP), ni obsoletos, con los que tendría vida efímera. Pero no es seguro que así fuera a suceder.

Ante eso, al trabajador de la vieja RTVV le quedan dos opciones: luchar por estar entre esos 500, aunque sea pasando por encima del compañero de mesa, incluso de partido en muchos casos, o bien buscarse las habichuelas fuera de ese ambiente enrarecido. Entre los últimos, hay al menos cuatro que yo sepa que han encontrado acomodo en la administración autonómica y aledaños, y media docena que yo conozca que se han apuntado a grupos de la oposición y satélites. Y ya en los medios, los meteorólogos y los de deportes están teniendo bastante buena salida, dentro de lo que cabe, y siempre con sueldos tirados respecto de los antes. Muchos periodistas han preferido preparar oposiciones a profesor de secundaria. Es lo que tiene que haya tanta oferta de profesionales en paro. ¿Saben que en las agencias de recolocación, cuando dices que eres periodista, te preguntan si sabes hacer otra cosa, cualquier otra cosa?

En cuanto a la lucha por posicionarse en una nueva RTV que ya no controle el PP y que no parta de cero, la mayoría de los que no han buscado alternativas a más corto plazo esperan a ver qué pasa. Pero muchos van ya haciendo valer sus carnets, y otros cuantos, la oposición que consiguieron ganar en la anterior empresa, y que quieren les sirva para que se les restituya el puesto de trabajo en la nueva. Hasta se han organizado, aunque presumiblemente para nada, porque el citado segundo ERE avisa de que habría que hacer oposiciones nuevas. Con lo que la opción del carnet igual resulta más interesante. Pero espero y deseo -por el bien de la empresa, si nace, y para que no muera antes de cumplir los 25 años- que no.

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