Llegó septiembre, y con su llegada se acabaron las vacaciones, que no el verano. Para combatir el estrés post vacacional lo mejor es tomarse las cosas con filosofía. La rutina, poco a poco, y el trabajo con alegría. Agosto nos trajo un pacto de investidura a tres bandas, esto es, entre el Partido Popular (PP), Ciudadanos (C’s) y la diputada de Coalición Canaria (CC). En el día de ayer se celebró la sesión de investidura, y tal y como era de esperar, no deparó sorpresa alguna. Los partidos siguen en sus trece, a excepción de los tres que sí han aceptado investir a Mariano Rajoy.
Si se avecinan o no unas terceras elecciones es, todavía a día de hoy, una incógnita. Lo que sí que podemos aventurar es que el cansancio de los ciudadanos es más que evidente. No hay altura de miras, no hay debate político y la corrupción, de unos y otros, todo lo empaña. En el día de ayer vimos un poco de todo, gestos, sonrisas, algún que otro ‘zasca’ y sobre todo, muy poco debate político.
El PSOE ya lo dijo ayer tras el discurso de investidura, a través de su portavoz, volvió a ser tajante: “Rajoy no nos ha dado ninguna razón para depositar nuestra confianza en su proyecto. Un proyecto agotado, continuista y sin credibilidad. Su discurso de sesión de investidura ha sido el de un candidato cansado y sin ganas de dar soluciones. El discurso de un burócrata. España no necesita eso”. Sin los socialistas los populares no tienen nada que hacer, pues, como en tantas otras cuestiones de estado, se requiere del acuerdo de ambos.
Otro frente al que los partidos temen es el veinticinco de septiembre, las elecciones vascas y gallegas. Quizás del resultado de estas dos pequeñas regiones en términos poblacionales, dependa el futuro gobierno de todo el país. Tiempo al tiempo.