¿Y si no es Fabra el candidato?

De Cospedal y Fabra

Si no fuera Fabra el candidato del PP a las próximas Autonómicas, siendo como es presidente de la Generalitat, y habiendo proclamado a los cuatro vientos que quiere tener la posibilidad de ser reelegido, viviríamos cuatro meses de “bicefalia” popular (tricefalia si el elegido no fuera Bonig), el mensaje a la militancia y cargos buscando alternativa mediante encuestas (o mediante anuncios en prensa) sería el de “¿hay alguien que sepa pilotar un avión?” porque “vamos todos a morir”, la oposición tendría la otra media campaña que no le ha hecho Montoro hecha, Rajoy estaría reconociendo que eligió mal al sustituto de Camps, y a Fabra le estarían diciendo que limpiar de imputados un partido y un parlamento, gobernar una comunidad sin dinero y sin apoyos, cerrar RTVV echando a 1.600 personas a la calle (5.000 votos menos contando sólo a familiares de los finados), y callar tanto como ha callado no sirve de nada. Y tener despechado a Fabra (presidente también del PP) viendo al candidato elegido a través de su ventana del Palau no parece la mejor opción. Ni aunque el sustituto fuera Isabel Bonig, en cuyas manos el president dejó las riendas del partido cuando hubo de prescindir de Serafín Castellano.

Pero las especulaciones sobre el futuro de Alberto Fabra, candidato natural del PP a la reelección, se han venido recrudeciendo en la Comunidad desde que la semana pasada la secretaria general de su partido a nivel nacional, María Dolores de Cospedal, dijera en rueda de prensa que «tenemos la posibilidad de elegir entre bastantes personas y eso es bueno para un partido político, que no tenga solo una opción y en esa tarea estamos ahora». O sea, que el PP baraja no uno sino diversos nombres de posibles candidatos en comunidades y ayuntamientos en los que gobierna. Como la pregunta iba sobre Madrid y Valencia aquí todos interpretaron que el señalado era Fabra. Pero igual no. Igual se miraba más al consistorio madrileño, que es en donde hay sede vacante, la que deja Ana Botella, y varios candidatos de fuste, entre ellos Cristina Cifuentes y la siempre polémica Esperanza Aguirre.

Teniendo en cuenta que se iba a saber más pronto que tarde que se habían hecho encuestas con diversos candidatos madrileños, no resulta descabellado pensar que se decidiera, ya puestos y para mayor gloria del sociólogo y consejero del presidente del Gobierno Pedro Arriola, emplear el mismo método para todas las plazas, salvo el caso de Rita Barberá, la propia De Cospedal y pocos más, a fin de disimular y que así en el Foro no se sintieran estigmatizados por el examen. Que se sepa ahora, hay encuestas encargadas en el ámbito autonómico sobre alternativas a Ignacio González (Madrid), José Ramón Bauzá (Baleares), Alberto Garre (Murcia),José Antonio Monago (Extremadura), y, por supuesto, el fallido experimento de Juan Manuel Moreno (Andalucía).

Además, tiene sentido preguntar por Fabra “y otros” a fin de testar si el nulo apoyo hasta ahora de Génova y Moncloa a “su” candidato (el que sustituyó por designio de Rajoy a Camps) es tan perjudicial para Fabra (que, RTVV aparte, no ha hecho ninguna barbaridad desde el gobierno) como para hacer necesario dar una serie de golpes de efecto en su apoyo en el tiempo de descuento que va desde Enero-Febrero a Mayo. Es decir: con la encuesta se concluirían dos cosas: si hay que hacer esfuerzos suplementarios en la CV para ayudar a Fabra a ganar, y si hay alguien con más simpatías que él para sustituirle y liderar el partido si se fracasa en Mayo, no para fracasar en Mayo, que seguiría siendo una posibilidad más que factible aun con ayudas de Madrid. Quemar antes de hora a Bonig, Catalá o Císcar (corresponsables de gobierno de Fabra, por cierto) parece una idea francamente descabellada que dejaría al PP hecho un erial si se pierde porque se habría obligado al candidato a defender una gestión y una herencia con las que habría de romper en Junio para casi refundar el partido.

Sobre los esfuerzos, un exconseller de los más políticos que ha tenido el PP en sus veinte años de historia al frente de las instituciones valencianas me decía este domingo estar convencido de que “Mariano va a dar algunos golpes de efecto en estos meses” que restan hasta las Autonómicas. Lo que no tenía él claro es que fuera para apoyar a Fabra. Pero gestos habrá, asegura. Es lo mismo que Isabel Bonig decía hace unas semanas a Valencia News, que está convencida de que en Madrid conocen bien las dificultades que se pasan aquí, y de que habrá reacción, pero en apoyo de Fabra.

Sobre la encuesta, está claro que Rita es la pregunta de control, como siempre. Y el sexto nombre en liza es el de González Pons, que se supone que cuando deje Bruselas no va a ser para jugarse su incipiente carrera madrileña en Valencia.

Así que al PP no le queda otra (digamos “quedaría otra” por si acaso) que arropar a Fabra, ese “hombre tranquilo” que todo el mundo en su gobierno destaca que es. Tan tranquilo como para asegurar este martes a los periodistas -sin inmutarse- que no ha podido hablar aún con Rus de su iniciativa de hacer que los referentes del partido en la Comunidad pongan en valor por escrito la gestión del PP en esta legislatura, una iniciativa que, según algunas informaciones, el presidente de la Diputación de Valencia se habría negado a suscribir.

 

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