columna

El entrenador

Acabó realmente la temporada para el Valencia. Aquel maldito gol de M’Biá hizo que el Valencia cerrara de la manera más dolorosa posible la campaña. No queda nada de peso por jugarse ya. Más allá del orgullo en el Bernabeu (y fastidiarle la liga al Madrid, cosa que al personal le ‘pone’), de jugarte con …

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De Romero a Beto

Se llamaba Romero y era paraguayo. Un mal día tuvo la infeliz ocurrencia de provocar al público de Mestalla en un Valencia-Espanyol de la liga 67-68. Su enfrentamiento con los aficionados ubicados detrás de las porterías originó un serio altercado en una tarde que empezó muy bien y acabó fatal. El Valencia ganaba por 2-0 gracias a sendos goles de Vicent Guillot. Faltaban 10 minutos para el final y los catalanes firmaron una remontada sorprendente hasta acabar venciendo por 2-3.

No nos queda sino batirnos

La frase se la adjudica Arturo Pérez Reverte a Francisco de Quevedo en las diferentes entregas de las Aventuras del Capitán Alatriste. El padre del conceptismo literario, a quien Reverte atribuye un carácter «peleón» en la ficción de sus novelas, no dudaba en tirar de esta frase para solventar cualquier cuita por mínima que esta fuera.

‘Noventa minuti en Mestalla son molto longos’

Es difícil definir en una palabra el torrente de emociones que embargó a gran parte de los aficionados tras el pitido final. Mirar en dirección al árbitro fue casi instintivo, después del enésimo atraco en territorio hispalense. Que tradicionalmente el Bernabéu haya sido el escenario de las golfadas arbitrales más célebres no significa que los perjuicios no tengan lugar a menudo en plazas menos mediáticas. El esloveno Skomina, desde ayer, se une a la lista de la infamia junto a trencillas como Clos Gómez, Florian Meyer, Tony Chapron, Tristante Oliva y compañía. Lo mejor de cada casa.

A la batalla de Nervión

Hace mucho que el Valencia CF decidió jugarse la temporada a una carta y casi le sale rana contra un equipo plagado de suplentes de los suplentes y sin una afición que se erija en el jugador número 12. Eso hoy no va a pasar porque enfrente estará una plantilla extraordinaria respaldada por un estadio lleno hasta la bandera y con los colores de guerra pintados en la cara.

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