el dardo

El imperio de la sinrazón

Quiero imaginar que el partido de Kiev será suspendido a lo largo del día de hoy antes de que el avión despegue de Manises al filo de mediodía con la expedición del Valencia a bordo. Le doy todavía un voto de confianza a quienes ostentan cargos de responsabilidad en la UEFA pese a que recuerdo algunos precedentes que invitan más bien al pesimismo. Sin embargo, no concibo que se vaya a jugar en el estadio Valery Lobanowsky el partido ante el Dynamo después de ver las imágenes de las revueltas que agitan la vida en la capital de Ucrania y que han provocado numerosas muertes. Si se celebra el encuentro se asumen demasiados riesgos y, bajo el pretexto de aparentar una normalidad salpicada de sangre, se ofende el sentido común.

La retirada del ‘Fari’

Jorge Valdano fue su gran valedor. El entrenador argentino llevaba apenas un mes en el banquillo y se decidió a darle la alternativa. Una tarde desapacible, poco antes de navidad, en aquel Riazor hostil con el Valencia, Farinós debutó en primera división. Quedaba un cuarto de hora para el final y entró en lugar de Xabi Eskurza. El Deportivo venció por 1-0 gracias a un gol madrugador. El desparpajo del debutante quedó puesto de manifiesto en cada oportunidad que disfrutaba. La primera imagen inolvidable que dejó Farinós tuvo lugar cuando le disputó al mismísimo “Burrito” Ortega, el día de su presentación en Mestalla, el lanzamiento de un penalti.

La graduación de Parejo

Todos los jugadores importantes precisan de un partido para alcanzar la graduación. Ese día en que todo el mundo les descubre y se rinde ante la evidencia. Una actuación superior en un partido redondo, por el marcador y sus circunstancias. Esa jornada que marca un antes y después, le llegó a Dani Parejo en el Nou Camp. Un gol suyo al filo del descanso abrió las puertas de un triunfo inesperado y memorable, por la talla del rival y la categoría del escenario. La sublime actuación del centrocampista madrileño condujo al Valencia a una gloria olvidada. Demasiados años sin opciones a triunfar en un campo donde se han escrito algunas páginas épicas.

Acuerdos y desacuerdos

Resulta imposible sustraerse a la sensación de deriva que se transmite desde el Valencia. Solo la esperanza de confiar en un futuro mejor que el actual, algo que no es difícil, y la seguridad de saber que el club de Mestalla está dotado por naturaleza de una resistencia proverbial que le permite recuperarse de cualquier crisis, por enorme que sea, y superar los escollos que se le pongan por delante alivia el trance actual. El valencianismo anda desorientado, confundido y desconfía de casi todo, empezando por su propio equipo, demasiado vulnerable, que anda por una zona indefinida, no es carne ni tampoco pescado.

La gran esperanza fallida

Algunos futbolistas sorprenden por su prematuro desparpajo, llaman poderosamente la atención desde que aparecen en los grandes escenarios y se erigen en promesas a las que se les augura un futuro de lo más prometedor. Después, el tiempo ejerce de juez inexorable y se encarga de confirmar o de negar el vaticinio. Algunos jugadores justifican los elogios y ratifican las expectativas, mientras que otros, por el contrario, las defraudan y se quedan, por las razones que sean, en simples aspirantes.

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