En la mañana del lunes, todas las partes afectadas se sentaron en la mesa para firmar el que puede ser definitivo protocolo para la venta del Valencia CF, SAD. La rubricación de la documentación, confirmada por las partes, llega tras 72 horas de intensas negociaciones para solventar el bloqueo que se había alcanzado a finales de la semana pasada.
En el juego del tira y afloja, la presente semana arranca con unas posturas más relajadas después de jornadas de intensas negociaciones. El proceso de venta del Valencia CF, bloqueado la semana pasada, puede volver a reemprender la marcha. Y para ello, el papel que jugará la Generalitat será clave después de muchas semanas tratando de mantenerse al margen.
«Como no haya acuerdo pronto, nos vamos hasta Pascua». La reflexión en voz alta de uno de los patronos de la Fundación VCF ilustra a las claras la situación de bloqueo total existente a esta hora en el proceso de venta del Valencia CF. Unas negociaciones que pierden fuelle tras sucesivos «arreones» en los que las conversaciones parecen coger velocidad. El último ejemplo, el vivido la semana pasada.
Es el cuento de nunca acabar. Cíclicamente, el proceso de venta del Valencia ha vivido días de acelerones y frenazos, y esta semana no iba a ser una excepción. A menos de siete días para una de las fechas marcadas en rojo en la hoja de ruta -la del 24 de febrero y para la presentación de ofertas vinculantes-, la relación entre las partes que deben alcanzar un consenso para la venta del club sigue sin ser todo lo fluida que requiere un proceso de semejante trascendencia.
Fue una de las primeras preguntas que se le formuló al presidente del Valencia, cuestionado por su conocimiento de ofertas concretas presentadas en el club, y no se mordió la lengua al confesar que al Valencia «se han dirigido seriamente dos empresas», siendo una de ellas «una multinacional muy grande y conocida que ya participó en el proceso iniciado por Bankia que se marchó porque no sentía comodidad y garantía».
No se ponen de acuerdo. Y pasan los días sin que se avance un ápice. Hace dos semanas, una reunión nocturna entre Aurelio Martínez, Amadeo Salvo, Juan Carlos Moragues y Enrique Montes sentaba las bases de lo que se anunciaría dos días después: el nuevo escenario en el proceso de venta que la Fundación VCF debía liderar y en el que se analizarían todas las ofertas vinculantes que llegasen a manos de la comisión gestora -formada por KPMG, PricewaterhouseCoopers, un representante del Valencia y otro de la Fundación- designada a tal efecto.