noticia

9 consejos para dialogar con tu hijo o hija adolescente

9 consejos para dialogar con tu hijo o hija adolescente. Cuando llega la adolescencia, los padres no saben cómo manejar una situación incómoda donde sus hijos expresan y piden ayuda, temas como drogas o sexo.

Es importante aprender a hacer una escucha activa sin hacer juicios de valor sobre sus comentarios, sin interrupciones y que nos ha llegado el mensaje que pretende que nos llegue. Por ello es importante dialogar con ellos.

La atención, la comprensión, y sobre todo, la paciencia son los tres pilares fundamentales de una comunicación eficaz.

¿Qué podemos hacer? Aquí os dejo algunos consejos:

Fomentar un ambiente agradable: Fomenta el diálogo día a día. Hay que dialogar de cosas intrascendentes, esto facilita que luego se pueda hablar de problemas más importantes. No pretendas que de repente te cuente las cosas, sin una previa confianza

Sermones zero: la conversación es cosa mínimo de dos, no lo conviertas en un monólogo. Deja que tu hijo se exprese, hay que dialogar.

Practica la escucha activa: presta atención a lo que tu hijo te dice. No es que no recibas el mensaje, sino, lo más importante, es que tu hijo se sienta escuchado. Si crees que en ese momento no pueden atenderle, cuéntale el motivo y se busca otro momento para tener esa conversación. Esto es muy importante.

Respetar: deja que expresen sus opiniones y puntos de vista, aunque sean diferentes a los tuyos. Piensa que a su edad hay ciertos aspectos importantes que cuando somos adultos carecen de importancia, por ello es importante dialogar.

Usar lenguaje positivo: si nos fijamos en cómo emitimos los mensajes, nos daremos cuenta que surte más efecto si lo hacemos en positivo que en negativo. Por ejemplo, decir “habla más bajo” en vez de “no hables tan alto”.

Tú has sido adolescente: recuerda que tú has pasado por ahí, sé consciente que también has vivido conflictos y usa la empatía

No mostrar alarma o enfado: cuando exprese sus opiniones sobre un tema peliagudo, intentar no dar signos externos de alarma o de ira, ya que podrían interrumpir la comunicación, y lo que aprendería tu hijo es que no se puede confiar en ti.

Tener cuidado en cómo expresamos: cómo decimos las cosas, nuestros sentimientos y nuestras peticiones de cambio contribuye a transmitir información y refuerza lo que se dice.

Ser objetivos en nuestras quejas: importante no generalizar. Cuando tengamos una queja o una crítica que hacer, nos hemos de basar en una descripción de las cosas observables.

Aprender a usar un lenguaje objetivo y claro para que los diálogos sean un intercambio de información que beneficie a ambas partes, es posible. La buena comunicación es una habilidad, y como tal, se puede aprender.

Texto por Marian Martín Soler

Ir arriba