Bitcoin, la revolución de la confianza

Bitcoin, la revolución de la confianza

El bitcoin es mucho más que una moneda digital. Del mismo modo que Internet ha sido la revolución de la información, el bitcoin va a ser la revolución de la confianza.

Al inicio de Internet pocas personas usaban el email y navegaban con su ordenador, la revolución llegó cuando el iphone eliminó las barreras de usabilidad e Internet empezó a ser usado por todo el mundo.

Actualmente el bitcoin está en la misma fase embrionaria similar, sólo que ahora gracias a internet todo va más deprisa.

Internet es magnífico para colaborar y comunicarse, pero es defectuoso en lo relacionado al comercio, seguridad y privacidad.

Los archivos torrent, que usan tecnología P2P, una vez dejan de ser compartidos desaparecen.

La Wikipedia, que ha dejado obsoletas a las enciclopedias realizadas por grupos editoriales, tampoco sirve como notario digital pues su contenido puede ser modificado.

La virtud del Bitcoin es ser la primera solución real que aúna tecnologías P2P y criptográficas ya existentes de un modo único, que permite confiar en una red P2P sin necesidad de conocer y confiar en sus participantes.

Igual que el email, el whatsapp y los navegadores no funcionarían sin el protocolo IP; la tecnología que hay detrás del bitcoin es la cadena de bloques, un protocolo que hace que todos los nodos de la red P2P (peer-to-peer) sean una especie de notario digital distribuido.

Para que nos hagamos una idea, nosotros ahora depositamos el dinero en los bancos, que tienen un ordenador central en el que se guarda el saldo de cada una de las cuentas de los clientes. Sin embargo, estos sistemas tienen un punto crítico, si el ordenador central tiene una brecha de seguridad alguien podría alterar los saldos de las cuentas y robar nuestro dinero.

Los sistemas distribuidos como el bitcoin, además de ser más escalables, no tienen este problema. Los nodos (ordenadores) de la red actúan simultáneamente como clientes y servidores, de modo que pueden fallar muchos nodos y el sistema seguir funcionando sin problemas pues la información esta distribuida por todos los ordenadores.

En general confiamos en los sistemas centralizados de los bancos, bien porque estamos acostumbrados o bien porque no tenemos más remedio.

¿Pero podemos confiar en un sistema distribuido como es el bitcoin?

¿Qué pasa si algunos nodos no sólo funcionan mal sino que lo hacen en contra del sistema?

Este problema fue formulado y resuelto en 1982 por Leslie Lamport y se llama el “El Problema de los Generales Bizantinos”.

Un grupo de generales están sitiando una ciudad enemiga cada uno con sus tropas. Los generales sólo se pueden comunicar con mensajeros y deben acordar entre ellos una estrategia común para asaltar la ciudad al mismo tiempo. Sin embargo se sabe que uno o más de los generales son traidores y van a intentar confundir a los demás. El problema es encontrar un modo de comunicarse que permita a los generales leales llegar a un acuerdo.

No vamos a entrar aquí a discutir la solución al problema y de hecho hay diversas variantes en la solución en función del modo de comunicarse los mensajeros de los generales, sólo citar dos claves. Primero, si envio un mensaje y acaba volviendo a mi siempre puedo verificar que mi parte no ha sido alterada. Segundo, usando la lógica y siempre que los generales leales sean una mayoría suficiente se puede llegar a una solución de consenso.

Resumiendo, podemos confiar en el bitcoin del mismo modo que confiamos en el bien común y en la fuerza del grupo.

Y esta es la belleza del bitcoin, que hace de él un nuevo paradigma y nos abre a un futuro de aplicaciones que muy pocos pueden imaginar, el bitcoin es la revolución de la confianza.

Articulo en colaboración de Manuel Sales

Ir arriba