Blasco Ibáñez creó un pseudónimo para traducir a Shakespeare

El escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez creó un pseudónimo ‘R. Martínez Lafuente’ bajo el cual firmó traducciones al español de obras de William Shakespeare que fueron «copiadas» de otras adaptaciones realizadas anteriormente.

El origen de este hallazgo se sitúa en la tesis doctoral que la profesora de Traducción Especializada de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, Inmaculada Serón, inició hace años sobre las traducciones al español de ‘Twelfth night’ (Noche de reyes) del escritor inglés.

Debido a que la investigadora ejerció de traductora siempre le ha preocupado saber más sobre las personas responsables de las adaptaciones a otra lengua lo que le llevó a indagar sobre la figura de R. Martínez Lafuente, a quien «durante casi un siglo se ha considerado el responsable de 35 traducciones de Shakespeare».

Pero, realmente, sería un traductor ficticio detrás del cual se escondería Vicente Blasco Ibáñez y, en menor medida, Fernando Llorca Die, yerno del novelista y socio, junto con Francisco Sempere Masiá, de la Editorial Prometeo, donde aparecieron las traducciones.

La estudiosa inició un trabajo casi detectivesco en diversas fuentes documentales para ahondar sobre la figura de este misterioso personaje como los ejemplares de ‘El Pueblo’ e incluso, echó mano del listín telefónico y de las redes sociales para localizar a algún descendiente de Martínez Lafuente. Sin embargo, ojeando el catálogo de la Biblioteca Valenciana encontró el ‘Epistolario de Vicente Blasco Ibáñez-Francisco Sempere (1901-1917)’ y se puso en contacto con la Fundación Centro de Estudios Blasco Ibáñez y con la Casa Museo en Valencia, entidad que le confirmó que el contenido de las misivas podía interesarle.

Serón halló «por fin la respuesta a la incógnita» en esas cartas, en las que el autor de ‘La Barraca’ se refiere al plan de traducción: «Hay que ver lo que representa dar todo Shakespeare en tan poco precio y con obras desconocidas en su mayoría. Yo, tomando de unas ediciones y otras (sobre todo valiéndome de una edición antigua), tengo 33 dramas en español corregidos. Solo habrá que traducir tres a última hora, en el último tomo», manifestaba Blasco en una de estas cartas, que reproduce ‘El País’.

De las 35 traducciones que se atribuían a Martínez Lafuente, 33 fueron copiadas de adaptaciones al español precedentes, la mayoría del siglo XIX pero una de ellas del XVIII. «Cogió los textos ya editados en distintas colecciones y los publicó tal cual cambiando solo algunas palabras; no creó adaptaciones nuevas; si hubiera sido en la actualidad, lo habría escaneado», ha explicado Serón.

Las razones que llevaron al exitoso novelista a crear esta falsa identidad fueron su voluntad de ahorrar los costes que hubiera supuesto un verdadero traductor por su afán de crear una biblioteca universal a un precio asequible.

Ir arriba