Deja de quejarte

 

 

Si, las cosas están muy mal. Vivimos una situación insostenible, en la que el pesimismo y la tristeza parece impregnar todos y cada uno de los estamentos de la sociedad. Y existe un sentimiento claro y tangible de resentimiento, de cólera contenida hacia los causantes de la actual situación… ¿pero quienes son?

 

Podríamos crear una larguísima lista de agravios, encabezada por el sector bancario, seguida por el sector político y con decenas de nombres detrás. Gente que peca de insolidaridad, que sólo se preocupa de lo suyo, que no trabaja por el bien común, que sólo han pensado en el hoy sin ver las consecuencias en el mañana… como tu.

 

Porque es curioso, pero la culpa jamás recae en nosotros ni en nuestro entorno. Sólo somos pobres víctimas que han sufrido lo indecible y que no pueden hacer nada para cambiar su situación, ¿no?. Pues lo siento, pero no estoy de acuerdo.

 

Todos y cada uno de nosotros arrastramos una cierta culpa de lo sucedido, hemos ayudado en mayor o menor medida a que lleguemos a la situación actual… y no lo digo porque hayamos especulado o engañado, por supuesto. Lo digo porque nos hemos dejado llevar, felices de que alguien manejaba el timón. Hemos pecado de conformismo e inacción, dos de los peores pecados que puede cometer un ciudadano.

 

Pero seamos pragmáticos, lo hecho, hecho está. Pero no sigamos siendo igual de conformistas, esperando a que un supuesto poder superior nos salve, no se sabe muy bien si papa estado, Europa o el monstruo espagueti volador. Vamos a dejar de quejarnos y vamos a empezar a cambiar las cosas.

 

Si, la excusa es fácil: nuestro esfuerzo es una gota en un enorme océano… pero ¿qué es un océano sino muchísimas gotas juntas?. Así que no intentemos hacer grandes cambios desde arriba. Empecemos desde abajo, desde lo que nos rodea. Dejemos de mirar tanto por nosotros y hagamos algo por ayudar a nuestro entorno, por proyectar otra sensación, por trabajar duro, quejándonos menos y aportando más. Por pensar de forma crítica, y aplicando nuestro sentido común, ese adormilado pepito grillo que lleva tiempo diciéndote que ese no es el camino.

 

Cambiemos el metro cuadrado que está a nuestro alrededor. Porque si somos capaces de contagiar a los que nos rodean, de inspirarlos con nuestro ejemplo, con nuestra solidaridad, ilusión, visión crítica y apoyo ellos harán lo propio con la gente de su alrededor. España no la va a salvar nadie, la tenemos que salvar nosotros. Es muy  fácil quejarse, decir que todo está muy mal… pero no eres un árbol: si no te gusta donde estás, muévete, haz algo por cambiarlo.

Ir arriba