En el mes de abril, se aprobó la renovada estructura orgánica de la entidad, que implicó la reducción de puestos considerados altos cargos, así como la disminución de las retribuciones de los directivos, lo que ha conllevado un ahorro de cerca de 500.000 euros anuales, según las cifras facilitadas por la administración y que Europa Press publicaba este lunes. 

De acuerdo a este organigrama, ha quedado una sola dirección general, frente a las cinco que mantenía el modelo anterior, que, hasta el momento, han pasado a ser subdirecciones ocupadas por Inmaculada  Gil-Lázaro, que fue máxima responsables del antiguo Teatres; Inmaculada Tomás, del Institut Valencià de la Música (IVM); Carmen Pérez, del Institut de Restauració i Conservació de Béns Culturals (Ivacor), y Nuria Cidoncha, del Instituto Valenciano del Audiovisual y la Cinematografía (IVAC). En la misma situación se encuentra Vicente Farnós, de Castelló Cultural.

El siguiente paso fue la aplicación de un ERE en CulturArts , que en verano se saldó con 56 salidas –26 de ellas bajas voluntarias–, una cifra que, aunque «dolorosa», según la calificaron todas las partes implicadas, se alejó bastante de la propuesta inicialmente: 120 despidos.

Aunque el diseño inicial preveía que la integración afectara a todos los órganos que dependen exclusivamente de la Generalitat, lo cierto es que dos de los ‘buques insignia’ de la cultura valenciana se quedaron finalmente fuera de este procedimiento.

En primer lugar se dio a conocer que el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) no formaría parte de CulturArts ante la necesidad de que el museo conservara su personalidad jurídica para no poner en peligro las donaciones que entidades y autores han ido realizando a lo largo de su historia a la entidad.

De esta manera, el museo que dirige Consuelo Ciscar ‘esquivaba’ el reajuste de plantilla aunque, la crisis económica y la consiguiente necesidad de austeridad, también le ha afectado. De hecho, tras un período de negociaciones, el IVAM daba por concluido este mes de diciembre su reajuste de plantilla prescindiendo de un total de nueve puestos de trabajo, dos despidos y siete amortizaciones, para lograr un ahorro de 312.000 euros de la partida correspondiente a gastos de personal de la entidad.

La eliminación de las nueve plazas se ha producido durante los dos últimos años –cuatro en 2011 y cinco en 2013– y que este proceso «tan sólo ha provocado el despido de dos personas, dado que el resto de los trabajadores, o bien se han jubilado o bien se trataba de funcionarios que han reingresado en la función pública», destacaban entonces desde la entidad.

 

«PUESTOS DE CONFIANZA»

En cuanto a los despidos, se han producido en el área de comunicación y en la jefatura del gabinete de la dirección, puestos de confianza de la dirección.

De igual modo quedaba fuera del ‘holding’ cultural el Palau de les Arts Reina Sofía. La dirección y la representación sindical llegaba en septiembre a un preacuerdo para rebajar los despidos en el coliseo a 40, un tercio de lo anunciado inicialmente, así como medidas de contención salarial para todos los empleados, incluida la intendente, Helga Schmidt, derivadas del cierre del teatro de ópera durante tres meses al año, del 15 de junio al 15 de septiembre, aproximadamente.

Para cubrir ese período, los empleados tienen dos posibilidades. La primera de ellas, de carácter voluntario, será acogerse a un cambio contractual para pasar a ser fijo discontinuo y no trabajar durante dos meses al año –que cobrarían del paro–, además del de vacaciones. La segunda, que sería forzosa en caso de querer mantener la condición de indefinido, consistiría en una minoración de 300 horas de las 1.780 que trabajan actualmente y la correspondiente rebaja salarial, es decir, cobrarían 12 pagas en vez de 14.

La mayoría de la plantilla ratificó el acuerdo para este ERE, que aún no se ha hecho efectivo, aunque contó con las reticencias de miembros de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, formación titular del coliseo.