La directora de mercado de Net-à-porter, Lisa Aiken, con un modelo de For Restless Sleepers.

El pijama de seda: de las pasarelas a las calles

El pijama de seda: de las pasarelas a las calles. Jane Fonda, Selena Gómez, Alexa Chung, Alessandra Ambrosio, Grace Coddington, RyanGosling, Bimba Bosé, Giovanna Battaglia, Heidi Klum, Woody Harrelson, Clémence Poesy… La lista de celebridades que han caído rendidas ante la tendencia pijama es interminable. Igual que la controversia que ha surgido a su costa. Pero, lo cierto es que estos nuevos trendsetters no han inventado nada. Ya en los años 50,divas de Hollywood como Audrey Hepburn -en Vacaciones en Roma en 1953 o en Charade en 1963-, Marlene Dietrich y Katharine Hepburn demostraron que el pijama –siempre en tejidos nobles como la seda, el satén o el algodón fino- puede ser una prenda tan sofisticada como un vestido de cóctel o un esmoquin. En los años 80, Marc Jacobs lo incorporó a su vestuario y, en la década siguiente, Courtney Love y Kurt Cobain lo convirtieron en un elemento más de su imaginario rebelde.

La última colección de Gucci ha sido, sin duda, la catalizadora del renovado look con traje de noche, que se enmarca dentro de una nueva extravagancia en el vestir. Ahora, el estilismo más cool está compuesto por un pijama de seda –monocromático, de dos piezas y de aire masculino– y unas sandalias de tacón. Un conjunto andrógino, que rompe tabúes y transporta una sensación ligera y etérea del dormitorio a las calles. Lejos de lo que se pueda imaginar, el nuevo pijama suma feminidad y elegancia a la mujer. Dolce&Gabbana en 2009 ya apostaron por ello, igual que Stella McCartney en 2012 o Louis Vuitton en 2013. Unos años más tarde, diseñadores como Michael Kors, Rochas, Alexander Wang o (una vez más) Dolce & Gabbana lo incluyen en sus colecciones, mientras nuevas marcas especializadas como la italiana For Restless Sleepers–que ha causado furor entre editoras y directoras de moda de todo el mundo– han tenido que colgar el cartel de sold out.

Si ya nos cuesta asumir esta fiebre por la lencería sobre la pasarela, más difícil es incorporarla a nuestros estilismos diarios. No obstante, la idea no parece tan descabellada si la concebimos como una evolución natural del estilo normcore. ¿Acaso no existe una prenda más sencilla, cómoda y relajada que el pijama? Y, si hemos llegado a aceptar socialmente el uso del chándal o de la ropa de deporte fuera de su horario y de su espacio habitual, ¿por qué no podemos hacer lo mismo con el pijama?

A pesar de que la tendencia parece vivir su mejor momento e incluso los sleepers o zapatillas de andar por casa han conseguir asentarse en el armario, nos seguimos preguntando si la sociedad está realmente preparada para asumir que, más allá de la extravagancia de los artistas, el pijama es una prenda como cualquier otra. Porque lo es. Y es que no se trata de trasladar a la calle la felpa y los estampados de unicornios, sino de adoptar la comodidad del traje de noche al día a día a través de un corte adecuado y un tejido suntuoso.¿Qué diferencia hay entre una camisa de seda y la parte de arriba de un pijama, si la calidad y la apariencia son las mismas? Como afirma GayleSpannaus, directora de moda de la firma J.Crew, de cuyo look se enamoró la bloguera ManRepeller durante una fiesta, en la moda no vale quedarse a medias. Ahí está la clave. Como en todo, al vestir hay que apostar alto, arriesgar… o quedarse en casa. Puedes ser un participante o un simple observador, esa es tu elección. Pero, si eliges ser observador, vas a ver a mucha gente divirtiéndose. Desde lejos… porque tú no serás uno de ellos.

Artículo de colaboración de Cris Pastor

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