El secreto está en la cena

 

 

Lo primero que necesitamos cuando concertamos una cita para ir a cenar en compañía es conocer a qué sitio vamos. Pues bien, Enigmatium le da la vuelta a esta situación y crea el primer restaurante que no se sabe donde está. El cliente que desee asistir debe pedir cita por correo electrónico o por teléfono, y mediante un mensaje es avisado del lugar y la hora donde deberá estar para ser guiado, mediante pistas, hasta la puerta del restaurante.

Pero ahí no acaba la cosa: durante la cena se plantea a los comensales un enigma con trampa incluida que tienen que resolver al más puro estilo Sherlock Holmes antes de terminar la velada; A la vez que se van sumando pequeños misterios e intrigas durante toda la noche. La clave del éxito: sumar al misterio una pizca de humor.

Este nuevo concepto de restaurantes con espectáculo en los que los clientes son protagonistas se está convirtiendo en todo un éxito de participación. Valencia es la tercera ciudad que cuenta con este sorprendente servicio –junto Madrid y Barcelona- ya que una de las claves es que el cliente se sorprenda cada vez que lo visita. El local va variando cada cierto tiempo, ya que son varias empresas las que participan en el proyecto, y los enigmas que se deben resolver cambian a menudo.

Y de una velada divertida perfecta para disfrutar con los amigos o en una despedida de soltero o soltera, pasamos a un plano totalmente diferente: una acogedora cueva natural, rodeada de lagos y cascadas, iluminada por la luz de las velas a las afueras de la ciudad. El plan perfecto para una cena romántica inolvidable.

Con más de 600m2 de gruta natural, este restaurante de Estudi Martí se presenta como una alternativa a los locales típicos donde celebrar una cena importante. A apenas quince minutos del centro de la ciudad, en la zona de Moncada se encuentra esta preciosa cueva que combina intimidad con magia, gracias a las actuaciones de juegos visuales de un mago que anima la velada.

Con menús especiales enfocados a las parejas este restaurante se convierte en algo especial para celebrar una magnífica velada combinando buen gusto y exotismo. Solamente faltaría la armoniosa melodía de un violín para convertir la noche en la escena perfecta de una película romántica.

Dos restaurantes totalmente opuestos que se salen completamente del modelo estándar de negocio: ofrecer una cena en la que no sólo la comida es importante, sino que también lo es el cliente, que se convierte en el protagonista de la noche ya sea por enfundarse en el traje de detective por unas horas como por encontrarse en un paraje peculiar en pleno corazón de la naturaleza.

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