Infidelidad, ni perdono, ni olvido

Infidelidad, ni perdono, ni olvido. Son muchas personas que acuden a terapia de pareja con la duda de si podrán puede superar una infidelidad que han vivido por parte de sus parejas; pero la respuesta depende básicamente de si podrán adquirir nuevamente el vínculo de confianza que tenían antes de dicha infidelidad. En una pareja, la decepción por engaño produce un cúmulo de sentimientos negativos hacia el otro, que degradan la imagen que tenían hasta el momento de su pareja; volver a restaurarla no siempre resulta fácil, y ni siquiera viable.

Otro factor importante a la hora de afrontar psicológicamente este tema, es el contexto en el cual se produjo la infidelidad, llegando incluso a ser tanto o más importante que la misma infidelidad. No es lo mismo un desliz puntual en una ocasión determinada, que una relación de engaño continuada donde el intercambio de sentimientos ha sido la tónica, ya que esta implicaría más que una simple aventura y por lo tanto el dolor resultaría mucho más difícil de perdonar.

Existen ciertos aspectos que se deben tener en cuenta si acuden los dos implicados (infiel y engañado o engañada) a la consulta para trabajar psicológicamente la terapia de pareja. Ya que una vez desvelada la infidelidad, la sinceridad, debe ser el patrón de trabajo durante toda la terapia, siendo la mejor forma de afrontar cualquier problema que pudiera existir en la pareja, y más si cabe en este caso. El exponer los hechos y conocer los detalles de la problemática, es parte del proceso de recuperación y, al sincerarse ambos, pueden salir los puntos débiles y fuertes de la relación, que la otra parte no habían sido considerados.

Cuando hablamos de sincerarse no es necesario entrar en detalles sórdidos que no contribuyan a restablecer el vínculo de la confianza, ya que podemos entrar en el error de comparaciones entra las dos partes discordantes, la pareja y la tercera persona.

Debemos de tener en cuenta que la persona que ha sido engañada necesitará de su propio espacio de reflexión, ya que inicialmente su primera reacción frente al engaño será la del rechazo y repulsa por quien lo cometió. Esta reacción se proyecta en el subconsciente, porque la persona engañada tiene que enfrentarse a que las cosas no son como pensaba y quizás ya nunca lo vuelvan a ser. Otro aspecto determinante a la hora de abordar es este tema, es la decisión en pleno por parte del infiel, o de la infiel, de terminar definitivamente con cualquier relación con la tercera persona, siendo incluso necesario romper cualquier vínculo que se pudiera tener con ella, independientemente de que esté se haya producido de manera ocasional o de existir una cercanía con la tercera persona. En el primer caso la ruptura será mucho más sencilla porque seguramente no sea una persona del entorno, pero aun así, quizás sea necesario introducir algunas modificaciones en la rutina con el fin de evitar situaciones tensas que induzcan a rememorar lo sucedido.

Sea como sea habrá que volver a empezar de cero para volver a ganar la confianza de la pareja y, después de sopesar todo lo anterior siempre es necesario dejar claro que si se dan una segunda oportunidad, el compromiso asumido es por ambas partes. Habrá

que continuar sin mirar atrás, y aquí no valen ni más coqueteos por una de las partes, ni “perdono pero no olvido” por la otra.

Si ambos son incapaces de establecer el punto cero de partida, quizás la separación sería una opción a contemplar para no prolongar el sufrimiento…

Texto por Tony Crespo

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