LGTB

La psicología LTGB

La psicología LGTB (Lesbianas, gais, bisexuales y transexuales), no es más que una especialización que permite dar una mejor atención a personas que han vivido una serie de circunstancia diferenciales; este tipo de psicología lleva años funcionando en la cultura anglosajona, y desgraciadamente ha tardado implantarse en España a pesar de la gran necesidad.

Si bien, siempre han habido profesionales y entre ellos psicólogos que han trabajado con asociaciones y que han estado al lado de estos colectivos, hasta hace bien poco, la psicología, los colegios profesionales no habían incorporado estas líneas de trabajo en sus planes de acción y, existe una urgente necesidad de que profesionales de la psicología y de la sexología empecemos a dar eco de este tipo de necesidad y cómo merecen ser tratados y tratadas estas personas cuando tiene la necesidad de acudir por cualquier tema a consulta profesional.

Si existe una psicología enfocada a la tercera edad y otra dirigida hacia niños superdotados por ejemplo entre otras, porque no decir que cualquier grupo demográfico que a causa de la característica que le define tendrá unas necesidades diferentes.

La diferencia de la terapia que recibe un hombre heterosexual respecto a un hombre gay, es muy concreta, por ejemplo; un heterosexual no tiene que “asumir” su heterosexualidad, ni tiene miedo a causar un disgusto a sus padres por ser heterosexual, ni posiblemente le acosaron en el colegio, ni tiene miedo a que en el trabajo su superior le ponga mala cara cuando no se vaya con él de cena con postre incluido…

Al contrario que los heterosexuales, los gay si viven todas esas situaciones y por supuesto, estas dejan huella en sus vidas. A causa de la homofobia, estas personas suelen vivir situaciones que les afectan de un modo que los heterosexuales no experimentan.

Una de las principales directrices del código deontológico de los psicólogos, de la psicología, dice “los psicólogos se esforzarán por comprender los efectos del estigma”, es decir (el prejuicio, la discriminación y la violencia) y sus diversas manifestaciones contextuales en la vida de las personas.

Se trata de reconocer que una persona homosexual atraviesa situaciones distintas de las que atraviesa una persona heterosexual y que, si además, sufre violencia o discriminación, desarrollará unas problemáticas como secuela de esa violencia o rechazo.

Entre los perfiles de estas personas con necesidades de acudir a una consulta Pisco-sexológica fundamentalmente se distinguen cuatro. En primer lugar estarían aquellos y aquellas que están en el proceso de asumir su homosexualidad o lo que se entiende en el argot como “salir del armario” y que buscan apoyo experto para realizar el proceso de manera óptima.

En segundo lugar quienes han sufrido bullying homofóbico, el cual les ha dejado secuelas como la homofobia interiorizada o problemas de ansiedad (lo que se conoce en el término anglosajón como Recovery).

En tercer lugar quienes, sin tener una problemática derivada de la homofobia, viven situaciones que tienen el matiz de las dinámicas propias del contexto homosexual: parejas de gais o lesbianas que tratan sus problemas de relación con alguien que conoce las dinámicas de la vida homosexual; hombres o mujeres con problemas sexuales que prefieren hablar de ellos con un experto que conozca bien las particularidades de cómo se relacionan los gais.

Asimismo este tipo de terapias van encaminadas a hombres con VIH con los que se trabaja todos aquellos aspectos que les pueden ayudar, desde el shock inicial del diagnóstico, la sexualidad, el contarlo a las personas cercanas, cómo abordar el tema con un posible novio, la autoestima, etc.

Otro aspecto importante a destacar sería el principal motivo por el que estas personas acuden a un psicólogo especializado y, este sin duda alguna serían las secuelas del bullying, que si bien cuando llegan a consulta sólo sienten ansiedad, o presentan problemas de acceso al sexo, acuden con un historial de noviazgos fracasados o con graves problemas de autoestima e inseguridad.

Tenemos la falsa convicción que el momento de ir al psicólogo es cuando tenemos un problema pero no es realmente así. Cualquier momento es bueno para ir al psicólogo porque, en mi caso, no sólo trato disfunciones sino también “Relaciones”.

Darse cuenta de cómo, o que te tocó vivir, te puede afectar y encontrar modos de dejarlo totalmente superado. Los psicólogos somos, ante todo, expertos en conducta humana y no sólo trabajamos sobre problemas, también sobre potencialidades y sobre cómo optimizar nuestras vidas. Quizás temas como la vergüenza o el que dirán, puedan suponer una barrera a la hora de acudir a nuestras consultas, a eso habría que sumarle que a los hombres se nos ha educado en que no debemos mostrar debilidad (y pedir ayuda es síntoma de debilidad) sino que debemos resolver nuestros problemas por nosotros mismos. Pero es muy difícil resolver un problema si nadie te explica cómo.

Dentro de las pautas o consejos básicos para que las personas pertenecientes al grupo de LGTB y que se encuentren con un problema de índole psicológico en primer lugar hay que decirles que es natural que habiendo pasado por una vida difícil a uno le queden “cargas” sin resolver. Tienen que comprender que eso no es síntoma de debilidad sino de ser un ser humano normal y corriente al que le tocó una vida como la de todos sin manual de instrucciones. En segundo lugar, entender cómo el prejuicio de los demás le ha afectado incluso en el modo en que se ve a sí mismo porque así podrá ponerle freno. Y le animará mucho a aprender a quererse y a valorarse tal y como es. Trabajar mucho la inteligencia emociona les ayudará aprender y a reconocer sus emociones y sentimientos, aprender a gestionar su culpa, su vergüenza y, sobre todo su ansiedad. En resumen: comprenderse, valorarse y quererse.

Texto por Tony Crespo

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