moda chanel

Lo mejor (y lo peor) de la Semana de la Alta Costura de Paris

Lo mejor (y lo peor) de la Semana de la Alta Costura de Paris. En la ciudad del Sena, los últimos días han llegado repletos de complejos bordados e incrustaciones, motivos orgánicos, tejidos nobles pero, sobre todo, una gran expectación por conocer las nuevas propuestas de la Alta Costura de las más prestigiosas casas de moda para la temporada Primavera/Verano 2016. Algunas firmas, como GiambattistaValli o Chanel, han demostrado su maestría con creces y otras, como Versace, han sacado a relucir sus debilidades. Pero, si hay una marca que ha captado la atención del público ha sido, sin lugar a dudas, Christian Dior.

Tras la salida de Raf Simons de la icónica maison francesa, la incertidumbre por descubrir quién seguiría el legado del belga era máxima. Cuando se empezaban a barajar varios nombres, Dior afirmó que, por el momento, sería el equipo creativo de la casa el encargado de dar forma a las próximas colecciones. Y nada más lejos de la realidad. Los suizos SergeRuffieux y LucieMeier han sido los responsables de los diseños presentados en Paris. A través de un tímido saludo de despedida al final del desfile, se han dado a conocer al mundo después de años a la sombra de Simons.Ahora, la pregunta que atormenta a la industria de la moda es si serán definitivamente elegidos como directores creativos de la firma o si, por el contrario, se cumplirán los rumores y veremos a Sarah Burton –directora creativa de Alexander McQueen– o a Alber Elbaz –ex de Lanvin– en la silla del trono.

A pesar de la polémica, Dior ha otorgado a sus prendas un nuevo aire rebelde que poco tiene que ver con la herencia romántica y minimalista de Simons. La nueva mujer creada por Ruffieux y Meier aparece envuelta en un halo de misterio a través de semitransparencias, cortes estructurados y superposiciones. Estamos, en definitiva, ante una colección más sobria, más oscura, que deja entrever el nuevo espíritu de la firma.

El homenaje más preciosista ha corrido a cargo de Giambattista Valli, que se ha servido de minuciosos bordados de flores y exagerados vestidos en tul para apoyar a Paris tras los atentados del 13 de noviembre. “Una expresión de amor”, según palabras del italiano, inspirada en un paseo por un jardín parisino con damas de la alta sociedad europea durante la época napoleónica. Un verdadero ejercicio de maestría que nos permite soñar a través de un juego de texturas, volúmenes y colores.

Karl Lagerfeld ha demostrado, una vez más, su talento en un esfuerzo por reflejar el espíritu de ese nuevo mundo verde, ecológico y sano. No sólo hallevado a la pasarela nuevos materiales –¿quién hubiera pensado en un vestido de novia decorado con virutas de madera?–, sino que ha logrado modernizar las piezas clásicas de la maison, como los icónicos zapatos bicolor, ahora con plataforma de corcho. Los tonos tierra de la colección y los peinados al estilo de la Princesa Leia nos trasladan a la Guerra de las Galaxias pero, unos instantes después, los trajes de tweed nos devuelven a la revolucionaria realidad de Coco.

Los creadores de Valentino, Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli, han dejado atrás la inocencia romántica de sus anteriores propuestas para dar paso a una mujer más bohemia que recoge influencias griegas y medievales. Y su corona dorada en forma de serpiente es un musthave en toda regla. Otro diseñador que ha optado por la reinvención ha sido el libanés Elie Saab, que ha sumado un toque deportivo a sus diseños a través de botas acordonadas, riñoneras y tonos metalizados.

Los divertidos estampados gastronómicos de Schiaparelli a cargo de Bertrand Guyon han puesto la nota extravagante a la Alta Costura, con permiso de Galliano, que ha conseguido respetar el ADN de Margiela con una muestra vanguardista repleta de prendas deconstruidas y matices punk.Jean Paul Gaultier ha devuelto los años 80 a la pasarela gracias a su recreación del mítico club parisino Le Palace. Y Giorgio Armani ha elegido el violeta como protagonista de una colección en la que volantes ligeros y peinados con ondas parecían sugerir las olas del mar. Una propuesta poco interesante. Igual que la de DonatellaVersace, que se mantiene fiel a las aberturas imposibles en un intento por vestir a una mujer poderosa, fuerte y atrevida. Quizá demasiado. Y es que, a veces, enseñar de más –ya sea un trozo de piel o una colección que no aporta nada–, no suma, sino resta.

Artículo de colaboración de Cris Pastor

Ir arriba