¿Marmota?…Cinco formas de predecir el tiempo

Hace exactamente una semana,  la marmota «Phil»  salía de su madriguera y cumplía un año más con la tradición en el pueblecito de  Punxsutawney (Pensilvania, Estados Unidos) augurando otras seis semanas de invierno en el país. Pero esta tradición y vaticinio popular norteamericano en nada tiene que envidiar a nuestras formas patrias, tradicionales, ancestrales, de predecir el tiempo al margen de observatorios meteorológicos y otras bases fruto de las investigaciones científicas.

Hasta seis formas populares de predecir el tiempo podemos encontrar a lo largo y ancho de la geografía española.

CABAÑUELAS

Si en Estados Unidos echan mano de una marmota y en Francia, de un oso, en España tenemos las cabañuelas que, aunque pueda parecer el nombre de una animalito, nada tiene que ver. Este método está más arraigado en el sur de España y, según nos cuenta el presidente de la Asociación Española de Cabañuelas y Astrometeorología, José Luis Pascual Blázquez, la primera vez que apareció el término en un texto fue en 1580, en los escritos del cosmógrafo de Felipe II, Rodrigo Zamorano. Blázquez explica que las cabañuelas nacieron de la antiquísima observación de los fenómenos meteorológicos por parte, generalmente, de las gentes de los pueblos en los primeros 31 días del año, es decir, en el mes de enero. De ahí, de esta observación de estos días, sacaban el tiempo que iba a hacer durante el resto del año. Una última curiosidad: las cabañuelas tomaron su nombre de la festividad judía de los tabernáculos, en las cuales se realizaban ritos referidos a aspectos climatológicos.

LES TRETZENADES I LES CANICULARS

Les tretzenades son como las cabañuelas, una forma de predecir el tiempo para todo el año, pero que se utilizaban o se siguen utilizando en las comarcas del norte de la Comunidad Valenciana, sobre todo en la zona dels Ports de Morella, la Tinença de Benifassà. Son también conocidas como las “calandrias” o “canablas”  y , en esta ocasión, se comienza a contar desde el día 13 de diciembre hasta el 6 de enero. Cada día, como en las cabañuelas, representa un mes del año siguiente. Según explica Blázquez, les caniculars están referidas a la canícula, y son como las cabañuelas de la zona más limítrofe a Valencia, empezándose a contar en los meses de más calor del verano o canícula.

LA CANDELARIA

Explica José Ángel Núñez Mora,  Jefe de Sección de Climatología de AEMET Comunidad Valenciana, cómo en ausencia de predicciones meteorológicas científicas, los pueblos antiguos echaban mano de refranes populares y leyendas. La festividad cristiana de la Candelaria, el 2 de febrero, es un ejemplo muy ilustrativo. Veamos algunos de estos dichos populares alrededor de la Candelaria y cómo Núñez Mora argumenta las contradicciones en las que incurría la formulación popular:

«Si la Candelària plora, l´hivern és fora; si riu, ja estem en l´estiu».

Tiene difícil interpretación, ya que haga lo que haga parece que el invierno llega a su fin, lo que no se corresponde con la observación, ya que febrero ha tenido históricamente buenos temporales de frío. Hay otras versiones del mismo refrán que aún llegan a ser contradictorias entre sí y con la anterior:

«Si la Candelera plora, el fred és fora; si la Candelera riu, el fred és viu»
«Si la Candelera plora, el fred és fora; si la Candelera riu, ni hivern ni estiu»

Parece que todos los dichos  coinciden en que si llueve, se ha acabado el invierno. Esta afirmación puede tener cierto fundamento -en opinión del meteorólogo-, y estar relacionado a que cuando llueve de forma ligera a principio de febrero suele ser debido a masas de aire atlánticas arrastradas por frentes de poniente.

Concluye Núñez Mora diciendo que «ciertos refranes cumplían su función en ausencia de otros productos con base científica, pero ahora, mejor confiar en la ciencia».

TEMPORAS

La versión vasca de las cabañuelas. Consiste también en observar el cielo en días determinados y antes de la medianoche para ver que tiempo hace en ese momento: si hay nubes, está despejado, el viento que sopla. Existen las Témporas de primavera: el miércoles, viernes y sábado de la primera semana de Cuaresma; Témporas de verano: el miércoles, viernes y sábado de la semana de Pentecostés, antes de la Santísima Trinidad; Témporas otoño: el miércoles, viernes y sábado de la semana que sigue al 14 de septiembre (Exaltación de la Santa Cruz); y que pueden caer desde el 15 al 24 (ambos inclusive) debido al movimiento de la Pascua; y Témporas de invierno: el miércoles, viernes y sábado de la semana después del tercer domingo de adviento que suele coincidir entre el 14 y el 23 de diciembre.

 

 

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