25N dia mundial violencia de genero

Grito contra la violencia de género

Asistimos perplejos a una oleada masiva de odio y desprecio en las relaciones de convivencia, queremos lanzar un grito contra la violencia de género. Un reflejo de una pérdida más que evidente de valores en la pareja. Nos preguntamos: ¿cómo se puede aplicar violencia y llevar a la muerte a la persona a la que amas, en la que confías?

Es bochornoso que, en lo que va de 2015, 48 mujeres hayan perdido la vida a manos de sus parejas o ex parejas. Una cifra que enmascara el dolor, la duda de si cambiará de una vez, la incertidumbre de no saber si se ha acabado, el agotamiento de saber cuántos más gritos, insultos o golpes podrá aguantar. Y es que detrás de cada uno de los casos se encuentra una historia.

Una pareja es nuestro complemento vital. La persona que con la que construimos un “nosotros”, nos hace felices, respeta, anima en los malos momentos, auxilia cuando necesitamos su ayuda. Aquel o aquella que nos apoya en cada proyecto personal que emprendemos con ilusión, aconseja, escucha, advierte de posibles errores. En definitiva, el sujeto que nos entrega su vida para compartirla, no para monopolizarla, manipularla o, en el peor de los casos, arrebatarla. En ningún caso, podemos aceptar como válido en una relación la violencia de género, en ninguna de sus múltiples manifestaciones: física, psicológica, sexual, económica, discriminatoria o patrimonial. Eso, como comprenderán ustedes, no podemos considerarlo amor.

Desde el fin de la esclavitud, las relaciones interpersonales perdieron, por definición, cualquier carácter de dominación. Sin embargo, en muchas ocasiones, identificamos conceptos los celos o la  posesión como aspectos ligados inevitablemente al amor y la convivencia sentimental. ¿Cuántas canciones aceptadas socialmente como románticas utilizan expresiones similares a “soy tu dueño” o “si tengo celos son porque te quiero”?

Estamos de acuerdo en que es necesario un cambio radical en las instituciones públicas, que deben emprender,  cuanto antes, acciones como la puesta en funcionamiento de planes de igualdad de oportunidades e incrementar las medidas de protección a las víctimas de la violencia de género. Además, debe hacerse desde el convencimiento y la verdadera voluntad política, no como estrategia de mercadotecnia política. Desgraciadamente, ocurre así en la mayoría de los casos.

Sin embargo, el problema al que nos enfrentamos es mucho más profundo, está impregnado en la sociedad. Incluso, nos atrevemos a decir que, en los nichos poblacionales de edad adulta y avanzada, el daño es ya incurable. Solo nos queda pensar en la reparación de la herida en las generaciones venideras

Los organismos del Estado deben establecer medidas cortoplacistas para auxiliar a las personas que sufren la violencia de género a diario, no podría ser menos. Pero, a largo plazo, tenemos que hacer algo para erradicar del imaginario social el sentimiento de superioridad por aquel que está a nuestro lado. Debemos educar a nuestros pequeños y jóvenes en que en una relación entre iguales es inaceptable enmarcar un sentido de la propiedad. No solo en el plano de la convivencia sentimental, sino también en lo familiar, en lo laboral o en el ámbito socioeconómico.

Por ello, desde estas frases lanzamos un grito a los cuatro vientos: exigimos la igualdad plena entre hombres y mujeres, a través del respeto mutuo. Nadie está por encima de nadie. Erradiquemos de nuestra sociedad, desde nuestras vidas y comportamientos, la violencia de género.

Autor: Ángel Serrano

 

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