El Consell expresa su condena por la muerte de una mujer víctima de la violencia de género en Gandia

Signos de violencia de género. Detéctalos a tiempo.

La violencia de género en la Comunidad Valenciana es una lacra que ha dejado ya este año seis casos de mujeres presuntamente asesinadas, y 29 fallecidas en toda España, según datos extraídos por Europa Press de las declaraciones del alcalde Joan Ribó. Estos días, el Ayuntamiento de Valencia y otras instituciones públicas valencianas se han concentrado en señal de repulsa por el asesinato de una exconcejala de Esquerra Unida en Serra (Valencia) y por la que su marido –edil también de esa formación en el municipio– ha sido detenido.

Pese a lo que muchos creen –quizá por eso nos sorprenda aún más esta última muerte de la exconcejala de EU- la violencia de género no está adscrita a entornos de nivel socioeconómico más bajo, a inmigrantes de países menos desarrollados que el nuestro… Estos estereotipos no son reales, pues la violencia de género se da en todas las clases sociales, en todas las nacionalidades, y entre hombres de distinto nivel de formación educativa.

No solo es maltratador el hombre que llega a propinar una paliza a su mujer, ya que existen distintos tipos de violencia. La violencia física incluye golpes, quemaduras, heridas, agresiones con armas… todas ellas inflingidas de manera intencionada. Otro tipo de violencia, la psicológica, se manifiesta de múltiples formas como son humillaciones, desvalorizaciones, insultos, lenguaje soez, amenazas, culpabilizaciones, aislamiento social, control del dinero, impedimento de la toma de decisiones… En casi toda la literatura sobre el fenómeno, se diferencian 3 tipos de violencia; los dos ya citados y el último, que es la violencia sexual: “Consiste en actos que atentan contra la libertad sexual de la persona y lesionan su dignidad (relaciones sexuales forzadas, abuso sexual, violación, etc.)”, como recoge la web de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública.

Tampoco debemos pensar que el maltratador comienza por la agresión física pura y dura. Se produce una evolución conocida como “la escalada de la violencia de género”. El maltratador se inicia con agresiones psicológicas, que pasan frecuentemente desapercibidas; al subir un escalón, aparecerán las agresiones verbales; las agresiones verbales abrirán paso a las agresiones físicas; y si nadie lo impide, la escalada de la violencia solo se acaba de una forma: con la muerte violenta de la mujer en una de las brutales agresiones.

Según lo anterior, se sabe que un maltratador puede agredir psicológicamente a la mujer, sin que ejerza necesariamente la violencia física sobre ella, pero se cumple que el maltratador que agrede físicamente también agrede psicológicamente. Dicho de otra forma, la violencia física siempre va acompañada de violencia verbal o psicológica, pero la violencia psicológica puede presentarse sola.

La escalada de la violencia puede no ser tan evidente, porque se produce también otro fenómeno que ayuda a entender cómo estalla y se mantiene en el tiempo la violencia: el ciclo de la violencia, una trayectoria circular con tres fases, explicada en muchas guías, como la publicada por el Ministerio de Sanidad. La primera fase es la construcción de la tensión, en la que se suelen producir ataques verbales, amenazas o un excesivo control hacia la mujer y el consiguiente aislamiento. En la segunda fase se produce el estallido de la violencia en sí. Pero tras esta fase, “el agresor se deshace en disculpas, prometiendo que nunca más volverá a hacer daño a la víctima”. Es la tercera fase, llamada “luna de miel”, en la que el hombre le suele sorprender con una conducta romántica, con expresiones de arrepentimiento, le pide perdón con regalos… La mujer quiere creerle y “llega a convencerse de que es responsabilidad suya mantener la paz y la armonía porque su pareja se lo repite continuamente”, como se explica en la guía del Ministerio.

Tras esta última fase, volvemos al inicio del ciclo, pero cada vez con mayor incremento de violencia. Volverá a agredirla, volverá a arrepentirse, y la mujer volverá a perdonarle con la esperanza de que sea algo pasajero.

¿Cómo puede saber una mujer si está en riesgo? Hay miles de señales. Algunas de las recogidas en la web http://www.sinmaltrato.gva.es/ de la Generalitat son: Te exige explicaciones y quiere saber en todo momento lo que haces. Quiere controlar o cambiar tu forma de vestir. Te impide relacionarte con tus seres queridos. Te llama por teléfono de forma intimidatoria y vejatoria. Te persigue y acosa. Es excesivamente celoso y posesivo. No controla sus impulsos y se irrita fácilmente. Rompe cosas cuando se enfada. Ha maltratado a otras mujeres… El mejor indicador de cómo es tu pareja es pensar si te hace sentir bien o mal.

La mujer que crea que está siendo maltratada, lo primero que tiene que saber es que nadie se merece ser maltratada y que no está sola. Seguro que desconoce la gran cantidad de recursos que tanto la Generalitat Valenciana como el Ministerio de Sanidad y los ayuntamientos de cada localidad ofrecen para ayudar a las mujeres víctimas del maltrato. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Valencia ofrece información en su web.

Entre los muchos recursos disponibles, destacamos alguno, como las viviendas tuteladas, donde puede encontrar protección la mujer al dar el paso de abandonar su hogar. Muy interesante es la aplicación “Libres”, diseñada para que permanezca oculta en el menú del teléfono de tal manera que nadie más que ella misma sepa que dispone de una aplicación sobre violencia de género. Se puede consultar la información sobre esta aplicación en la web del Ministerio

La violencia de género es un fenómeno ampliamente estudiado, pero es un problema difícil de erradicar. Para entender mejor la base sobre la que se asienta este tipo de violencia, tendríamos que hablar del patriarcado, de los micromachismos… pero nos ocuparía otro artículo. La clave para acabar con esta violencia parece estar en la educación, desde la infancia y la juventud, que es una etapa clave. Debemos actuar contra ella, ahora más que nunca, ya que alarma que se está produciendo un repunte del machismo en las nuevas generaciones.

Por @MariaCandel_

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