Las modelos de Josep Font para Delpozo esperan en el backstage antes de salir a la pasarela

Talento español y aires de regeneración en la Semana de la Moda de Nueva York

Talento español y aires de regeneración en la Semana de la Moda de Nueva York. Un febrero más, la ciudad de Nueva York da la bienvenida a nuevas propuestas creativas que predicen cómo será la moda durante la próxima temporada Otoño/Invierno. Este año, sin embargo, los desfiles llegan envueltos en polémica. La situación de incertidumbre que vive el sector tras las declaraciones de firmas como Saint Laurent, Burberry y Tom Ford, que proponen una regeneración inmediata del sistema, es palpable en cada cita de la moda. Parece que los entendidos tienen claro que el modelo actual ha dejado de tener sentido, sobre todo a raíz de la revolución de las redes sociales.

Los desfiles ya no son eventos creados exclusivamente para profesionales de la industria, sino que se han convertido en meras herramientas de marketing al servicio del cliente final. Un cliente que ya no es como solía ser: ahora contempla los desfiles desde cualquier parte del mundo, en streaming y a través de su smartphone, decide lo que quiere y cómo lo quiere y, por supuesto, tiene la última palabra. El cliente siempre tiene la razón es la premisa para el desarrollo de un nuevo planteamiento en el sector que facilite su experiencia de compra y permita la adquisición inmediata de las colecciones.

Disminuir el número de las presentaciones –una en febrero y otra en septiembre– y unificar las propuestas masculinas y femeninas en un solo desfile son algunas de las medidas que podrían aplicarse en una industria que se tambalea por momentos. La salida de Raf Simons de Dior, tras solo tres años al frente de la maison, sacó a relucir la enorme carga de trabajo que soportan los directores creativos. El mismo Simons prefirió dar un giro a su carrera en defensa de una moda más relajada, más estudiada, que contrastara con la exigente agenda marcada por la casa francesa.

Conscientes de la convulsa situación, compradores, periodistas y celebridades se han dado cita en la Gran Manzana ansiosos por conocer la elección de los diseñadores para el próximo otoño en materia de tejidos, siluetas y colores. Un abanico de propuestas que ha ido desde la elegancia clásica de Carolina Herrera o los vestidos de ensueño de Marchesa hasta la locura arquetípica americana de Jeremy Scott, la nueva comodidad de Victoria Beckham o el retrofuturismo de Lacoste, pasando por un Alexander Wang más pop que nunca en su primera colección tras abandonar Balenciaga el pasado mes de octubre. En definitiva, una pasarela tan ecléctica como el mismo Nueva York, en la que Josep Font –nuestro creador más preciado– ha demostrado su maestría a través de diseños preciosistas y bordados 100% made in Spain.

Articulo colaboración de Cris Pastor

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