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Tres millones de hombres producirán agresión a su pareja en 2017, dice un estudio

En el año 2017 tres millones de hombres entre 16 y 74 años producirán agresión a su pareja, dice un estudio realizado por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) sobre la propagación de la violencia machista. Así las cosas parece que los resultados dan, nos guste o no -que no-, que en algún momento de su vida producirán agresión a su pareja según el estudio.

Los investigadores se han basado en la modelización dinámica a través de ecuaciones en diferencias, y clasificaron a la población masculina que reside en España en cuatro categorías.
En la primera incluyeron al hombre igualitario, libre de cualquier tipo de comportamiento machista y en la segunda al varón que presenta comportamientos machistas de baja intensidad. En la tercera la agresión psicológica que se caracteriza por menospreciar y controlar a sus parejas, y por último, agresión física, categoría en la que también están los agresores sexuales que obligan a tener relaciones sin consentimiento.

Tuvieron en cuenta factores demográficos, económicos (paro de larga duración como causa de estrés en la relación) y psicosociales, como el papel de la mujer en la pareja, consumo de alcohol y drogas, celos y contagio por experiencias próximas.

Los datos de la cuantificación inicial de las subpoblaciones en enero de 2012 están sacadas del Consejo General del Poder Judicial, que contabilizó 134.359 agresiones físicas en ese año, una cifra que según Lucas Jódar, uno de los autores del estudio, «dista mucho de ser la real, ya que se producen muchos más casos que no se denuncian».

El estudio concluye que los hombres que en su vida han cometido alguna agresión física contra su pareja, incluyendo la sexual, irá creciendo hasta alcanzar en 2017, la cifra de 2.938.034.

En el caso del hombre igualitario con comportamiento machista de baja intensidad o agresores psicológicos, las cifras son muy parecidas tanto en 2012 como en 2017.

Jódar ha afirmado que un hombre no se convierte en agresor psicológico, físico o sexual «de la noche a la mañana» y ha asegurado que la tecnología favorece el control y acoso de la pareja y es algo que los jóvenes «practican mucho más de lo que parece»,
«empiezan con el control de horarios y actividades y continúan con agresiones sexuales», y incidido en que la educación es fundamental para solucionar este problema.

Para él las manifestaciones de violencia en la adolescencia «pronostican manifestaciones de violencia de género de adultos», y que ante esta problemática «el rol más importante es la actitud de la mujer» ya que si «zanjaran desde el primer momento» los abusos «el problema se cortaría de raíz», aunque «no es fácil por inseguridad, vergüenza o porque el entorno social no ayuda».

El profesor de la UPV no entiende por qué no se realizan campañas parecidas a las de Tráfico para reducir el impacto y que hay que implantar «políticas educativas que fomenten la igualdad, y no solo con leyes o a través de la ideología política». «Hay que profundizar en la educación y en las campañas de difusión, se trata de un problema muy grave, comparable al del terrorismo en número de muertes, pero con mucha falta de atención por parte de los poderes públicos».

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