Valencia desoye a sus vecinos

Cuando la participación resulta ser un gran pufo

Trabas y más trabas, eso es lo que hace el Ayuntamiento de Valencia con los vecinos. Aquellos que realmente se interesan por las propuestas municipales y piden información a participación ciudadana se encuentran con las puertas cerradas. Les dan con ellas en las narices desde la propia concejalía, con proyectos opacos, que rozan lo surrealista del procedimiento.

La concejalía de participación ciudadana es directamente un pufo según denuncian muchos vecinos y partidos políticos. Si bien se hace la foto la concejala y asesores, al realidad de la participación es bien distinta.

Las lágrimas de la concejala, pero nada de explicaciones y menos dar información del proyecto

Así, nos encontramos incluso casos tan exóticos como el futuro centre de inmigrantes del barrio de Marítimo Ayora. Un proyecto que todos han pedido, pero ha todos se ha negado. Nadie ha visto el proyecto, y a nadie la misma concejala ha dado explicaciones. Se efectuó una reunión con los vecinos en la que cuando éstos le pidieron explicaciones, la concejala se puso a llorar y quiso abandonar al reunión. Lo único que pedían era información. La única información que la concejala quiso dar es que «es un buen proyecto».

Se presentó con asociaciones afines, con su asesora y sin ningún papel bajo el brazo que presentar, tan sólo bonitas palabras. Cuando los vecinos le recriminaron su actitud directamente les llamó racistas y xenófobos, según denuncian los propios vecinos. la reunión se tensó y las lágrimas aparecieron en la cara de la concejala…

Cuando incluso los vecinos solicitan para reunirse espacios municipales se les deniega. Parece que no interesa que participen o que alguien ha de filtrar quién es bueno y quién no para participar.

Un parque para perros en el presupuesto participativo que se prohíbe su uso para perros por el Ayuntamiento

Caso parecido es el parque para perros de la Calle Músico Ginés, fruto de los «presupuestos participativos«. Justo a 300 metros de la infraestructura anterior. Se aprobó el proyecto, se votó y se licitó. Cuando ya estaba casi terminado ( con muchas deficiencias por cierto), se paralizó.

Se valla el espacio, se limpia después de 10 años, y se pinta, pero de repente, una supuesta oposición vecinal que nadie conoce lo paraliza. La opinión entonces no sirve y el dinero gastado a la basura. Un espacio que ahora sirve de botellón improvisado, esa es la realidad. los perros se quedan sin su parque, el proyecto a medias y ninguna explicación municipal al respecto.

Otros casos son como los propios proyectos, muchos de ellos no votados y decididos por el propio ayuntamiento. También se dan casos votados y después el ayuntamiento decide no realizarlos. Una transparencia propia de la mejor organización mafiosa, o sea opacidad total.

Los problemas se acumulan y nadie los resuelve, el Ayuntamiento les da la espalda

Pero la realidad es que los problemas se acumulan y los barrios cada vez aumentan más y más sus demandas. El índice de resolución es próximo al 0%. En Ramón y Cajal, el botellón se descontrola. Los vecinos de Cruz Cubierta alertan del mismo problema y que no pueden dormir. Caso idéntico en Cedro y del entorno de la Ciudad de las Ciencias. El Cabanyal tiene problemas de inseguridad, convivencia y venta de drogas. En la Malvarrosa vuelve a existir venta de drogas. En el Carme, ha vuelto el tráfico de drogas y la prostitución callejera…

 

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