A algo más de un año de las próximas elecciones autonómicas y municipales que se celebrarán en la Comunidad Valenciana, el pánico empieza a extenderse entre las filas del Partido Popular de la Comunitat ante la probable pérdida de la mayoría absoluta y la posible victoria de un tripartito “radical y de izquierdas” formado por el Partido Socialista del País Valencià (PSPV), Esquerra Unida del País Valencia (EUPV) y Coalició Compromís.
Tal es el temor que, desde la formación popular, ya se están realizando guiños hacia otras formaciones para un posible y futuro pacto de gobierno en la Comunitat. Así, nos sorprendía esta misma semana el Vicepresidente del Consell y Secretario General del PP de Alicante, José Císcar, en unas declaraciones realizadas a los medios de comunicación, cuando aseguró que su partido estaría dispuesto a pactar con cualquier formación siempre y cuando «acepte los postulados que pasan por defender siempre el interés general de la Comunitat Valenciana».
Y si bien dichas palabras fueron matizadas posteriormente por el Secretario General del PPCV Serafín Castellano, quien afirmó que el Partido Popular no baraja otro escenario que el de ganar con mayoría absoluta, lo cierto es que la interpretación de las mismas no dejan lugar a dudas: la muy posible pérdida del trono en las próximas elecciones y, consecuentemente, la “limpieza política” que tendría lugar en todos los niveles de las instituciones valencianas. No es de extrañar pues, que el nerviosismo se expanda entre los populares ante la idea de tener que hacer las maletas.
Por tanto es fácil de entender que el partido gobernante en la Comunidad Valenciana quiera ir planteándose las distintas opciones y las posibles formaciones con las que podría formar gobierno, como UPyD o Ciudadanos, al mismo tiempo alerta del peligro catalanizador del tripartito y promueve políticas como la exigencia de una financiación mejor para la Comunitat o la creación de la asignatura Cultura del Poble Valencià, que hacen pensar en la reactivación del discurso pseudo-valencianista (“El valencianismo se encuentra en el ADN del PP” llegó a decir Castellano hace muy poco), lo que no deja de ser paradójico, pues esos partidos, también de ámbito nacional, no están muy por la labor de apoyar estas reivindicaciones de carácter identitario que, por otra parte son abandonadas por el PPCV una vez se ganan las elecciones (como el Plan Hidrólogico Nacional, del que ya nadie habla).
Sin embargo, ni el guante tendido por el PP a dichas formaciones va a ser recogido sin más, ni el potencial electorado valencianista va a creerse el supuesto discurso reivindicativo de lo nuestro que nuevamente proclaman los populares. Parece pues que debemos ir haciéndonos a la idea de que más pronto que tarde habrá gobierno tripartito en la Comunitat Valenciana, o mejor dicho, en el “País Valencià”.