Primera ‘paliza’ física de Caparrós a sus jugadores

A las ocho y media del sábado comenzaba el primer día de Caparrós como entrenador del Levante. Primero desayunaron en la residencia la plantilla. el cuerpo técnico, el director deportivo Manolo Salvador y los consejeros Pedro Catalán y Miguel Ángel Ruiz.

Tras el desayuno, a las 9:30, los jugadores llevaban a cabo la primera sesión de entrenamiento. A diferencia de Juan Ignacio Martínez, el técnico utrerano ha sustituido la charla inicial del centro del campo por unas breves indicaciones dentro del vestuario. El mensaje ha sido claro desde el primer día: «No nos puede ganar nadie».

Una primera sesión basada sobre todo en el ejercicio físico. La plantilla no tocó el balón, pero sí corrió bajo el fuerte sol que caía en la Ciudad Deportiva de Buñol. Los únicos que pudieron disfrutar de la pelota fueron los tres porteros, Javi Jimenez, Pablo Coronado y Ángel Ovejero. Junto al entrenador de porteros Luis Llopis, el trío de cancerberos ensayaron con el esférico desde el primer momento.

Tras un intenso primer entrenamiento, el equipo se trasladó al gimnasio donde trabajaron durante cerca de hora y media. El duro entrenamiento en el gimnasio terminó por agotar a los jugadores que sobre la una se duchaaron y subieron a la residencia. Allí Jose Luis Guaita, el cocinero del club, les preparó la primera comida de la temporada: de primero paella y de segundo merluza. Tras la comida, la plantilla fue directa a las camas de la habitaciones para hacer una merecida siesta.

A eso de las seis de la tarde, el equipo regresó al trabajo. Esta vez ya tocaron balón, Caparrós quiso incidir en dos aspectos: circulación rápida de pelota delimitando el número de toques  y alternancia de zonas de juego utilizando la amplitud del campo. Jason tuvo que abandonar el entrenamiento después de que se le subiera el gemelo en el último ejercicio.

A las siete y cuarto terminaba el primer día bajo las ordenes del entrenador sevillano.  Hoy domingo por la mañana, vuelta al ‘tajo’ para seguir trabajando el aspecto físico por la mañana y el táctico por la tarde.

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